Enfrentamiento 2

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-Por la otra parte muy cerca de la tierra, aquel reino lunar andaba algo temeroso por lo que veían en el pelimorado, el cual su castigo era similar al del Peliverde solo que en vez de ser comunitario era obligatorio: una mala cara significaba un golpe con una ligera tabla largada en cualquier parte del cuerpo hasta causarle heridas, no eran las 24 horas pues para eso empleaban trabajos pesados que incluían arriesgar su propia vida con bestias sumamente agresivas durante esos días atmosféricos extra-terrestes en donde el castillo estaba repletos de guaridas custodiando todo las 24hrs, los y las sirvientes portaban una máscara parcial de animales para evitar ser identificados por el alvino que estaba en su habitación totalmente a oscuras, dando la espalda a la puerta, sin decir una sola palabra ni cuando su madre rogaba que le dijese algo, entendía que la luna tiene doble cara pero no por eso le daría la palabra por el dolor que sentía.-

-Y es que durante su vida no le importaba incluso saber que era mitad humano, a el le gustaba investigar pese a que su madre era algo sobre protectora, seria común si es hijo único por lo que no la culpaba de su deficiencia si es de nacimiento que la porta, pero lo que si le dolía demasiado era que no quería comprenderlo ni apoyar, solo seguir sus instintos, además de dejar que quedara en mal frente a quien iba a ser su clave para demostrar por vez primera sus poderes lejos de usarlos para tener su propia banda musical, para leer sin tomar un libro, para ver por la noche pese a que ya lo tenia de nacimiento, en fin para cosas minoritarias que ha tenido que mantener resguardado la mayor parte del tiempo ese potencial que de alguna manera u otra se ha logrado manifestar en aquella biblioteca.-

F:......

-Suspirando con suavidad con Copito entre sus manos bajo un abrazo solo podía ver el techo donde mostraba un cielo totalmente anochecido, las fases de la luna, las estrellas, el agua con el que le era caracterizado con enorme firmeza, además de un ying y yan en forma de pez cuya formación era circular, rodeados de agua tormentosa con olas, los tonos azules daba un ambiente sumamente frío, acariciaba la cabeza del pequeño peluche que solo movía su cabecita a donde acariciaba su mano, sin apartar la mirada de aquel techo mirando fijamente las siluetas grabadas ahí en lo que su mente retumbaba en recuerdos, susurros borrosos, externas sombras que aparecían y desaparecían, melodías extrañas, sus venas palpitaban con cada vez que se hundía en sus pensamientos como si le quisieran decir algo, pero casi eran opacadas cuando de repente un pensamiento con el moreno vino a su mente.-

-Parpadeó un par de veces tratando de salir de ese trance pero era imposible, su mente estaba estancada en ese recuerdo cuando el moreno compartía con el sin temor a lo que pensaba, si diferenciaban pero lo supo entender, supo como darle charla además de que le dijo sin temor alguno lo que era su reino, mas encima concordar de que a pesar de que ambos tuvieron que fingir ser humanos para evitar algún mal entendido le ha llevado la corriente en todo el tiempo, hasta de cuidar a quien no le correspondía y aun así hacerlo por el... Era muy extraño pero esa faceta le era tierna...  Menos hasta que recordó lo que le dijo, casi se le iba la ilusión por saber que era mujeriego aunque el como se comportaba con el casi no era diferente, puede que lo haya empleado con otras chicas pero de lo que si estaba seguro era de que tuvo mucho valor para contarle, además de eso, de reducir su orgullo para mostrarse de a poco como es.-

-De repente la puerta se fue abriendo lentamente pese a las barreras que cubrían la dichosa solo se abría a quienes tenían permiso de entrar por parte de la reina, entre ellos una niña de cabellos castaños y orejas negras, vestido rojo con escote atrás, botas con un poco de tacón del mismo color que le llegaban hasta las rodillas, se in acercando despacio a las espaldas del alvino que todavía le estaba dando la espalda a la puerta, pero eso a la pequeña no le estaba dando importancia.-

Carspis: muchos te están esperando abajo.

-No recibió una palabra alguna de su parte, simplemente estaba en las mismas.-

Carspis: te perderás el banquete de dulces.

-Pero nada, lo que le causó un suspiro levemente.-

Carspis: mira no sé que ha pasado, pero así no vas a poder seguir con lo que tienes pensado hacer.

-Y aunque sabia que no le respondería ella se le fue acercando.-

Carspis: la vida es así... Solo tocará seguir.

-Se sentó alado de el aun sintiendo esa frialdad de parte ajena.-

Carspis: además de que es posible de que no te corresponda, lástima y tan seme que se veía.

-Nada aun.-

Carspis: pero, ya que insistes...

-Despacio de su pequeño bolso con cara de gatito fue sacando un libro que estaba viejo.-

Carspis: mira, encontré esto en escena, quizás se le haya caído.

-Y aun cuando no la veía o no quería darle la palabra le dejo el libro frente a el.-

Carspis: es sobre una psicología solar, según entendí, los habitantes del sol son mas propensos a tener una depresión fuerte cuando algo que realmente quieren es afectado en mas de una manera.

-El albino por vez primera bajo la mirada a ver dichoso libro.-

Carspis: también dice de que en el reino solar carecen de fauna debido a los constantes gases que suelta su propio reino, por lo que la flora reina ahí... Sin embargo, no es muy valorada mas que habitantes, según pude leer en una sección, el grado de orgullo de los grandes multiplican a 20 mas que el del humano, y muy pocos fueron capaces de revelarse en contra de su orgullo porque así demuestran lo mucho que les importa algo o alguien.

-La castaña se estiro de brazos.-

Carspis: además, ellos saben el riesgo que corren cuando revelan algo, así que tontos no son jejeje

-Ella sonrió un poco en lo que se hechaba un poco para atrás mirando el techo.-

Carspis: así que... Es mejor que sea honesto contigo y no toxico ¿verdad? Si se tiene a alguien para confiarle la verdad sin importar el temor, eso si valdría la pena jejeje.

-Luego bostezo un poco.-

Carspis: pero bueno, no soy quien para decidir sobre otros, aunque si puedo decir que los dulces están muy buenos en sabor~ si gustas podría guardarte unos.

-Moviendo sus pies de un lado a otro en lo que continuaba con lo suyo hasta que se detuvo casi en seco.-

Carspis: aparte... ¿Crees que después de eso se tenga que hacer los cambios? Falta muy poco para que las cosas se puedan dar a cabo, las tropas están un poco listas, los chicos están un poco preocupados por lo que pueda suceder más adelante.

-Despacio ella se fue quedando sobre sus propias piernas.-

Carspis: yo de verdad no me gustaría ir... No... N-no quiero tener que pasar otra vez por algo similar... Y menos con quienes no conozco...

-Ella suavemente bajo las orejas junto a su mirada.-

Carspis: por mas que solo estoy encargada de las municiones no meda buena espina...

-Suspirando despacio se fue levantando.-

Carspis: pero es mi obligación... Entonces...

-Rascándose el brazo despacio desvío la mirada.-

Carspis: solo piensa... Las mejores muestras de ser correspondido es cuando las acciones que han dando por alguien son correspondidos casi con la misma moneda... Al menos es lo que he intentado decirle a ella pero sigue en esa obsesión... Aaah... Bueno, nos veremos en el campo de batalla.

-Despacio se fue dando la vuelta dejando que el cascabel de su cola sonase hasta salir de la habitación, el albino que la estaba escuchando en todo momento giro despacio hacia atrás mirando la puerta cerrada, su mente estaba hecha un nudo, dudas, algunas confusiones estaban dando presencia, no estaba seguro de qué... Pero en cierro punto era cierto porque el moreno había hecho varias cosas por el aun cuando no se lo ha pedido ¿esta mal no saber cómo responder a ello? Por mas que le quiera dar vueltas al asunto no encontraba una forma de poder hacerle de frente, mirando a Cosito que parecida sonreirle como si estuviera leyendo la profundidad de sus venas le daba un aliento de esperanza de que pueda hacer el cambio, ¿pero como lo haría? Debía de pensarlo bien, pero antes, con cuidado fue tomando aquel libro que la castaña le presentó para abrirlo despacio y echarle una ojeada.-

Hijo de la luna 1: renacimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora