Hijo de la luna 1: renacimiento

Enfrentamiento 3

-El tiempo pasaba lento y a la vez rápido, no había una forma de poder convencer a los dos líderes que debían de dejar a un lado aquella absurda pelea que a pesar de no ser declarada una guerra oficialmente se podía considerar como un inicio de ésta, nadie más podía retroceder y mucho menos negarse al dios Ares que sabiendo ejercer sus labores debía de estar muy atenta ante las posibilidades ya que su contra parte podría estar en algún momento saliéndose con la suya, aunque por su parte ella no parecía estar muy interesada en involucrarse por donde no le estaban llamando, a menos de que sea realmente necesario pero hasta entonces no han podido dar con su interés mas allá de quienes ha criado como sus hijos en medio de sus templos donde las sacerdotisas andaban de un lado a otro como siempre.-

-Por otra parte los padres de ambos estaban mas que listos para salir de sus lugares asegurando primero de que sus entornos puedan reforzarse en seguridad para que todo su interior pudiese estar intacto, pero al mismo tiempo la soledad iba abarcando todo momento hasta que los pasillos estaban en total vacío donde el cual solo una habitación habitada era ideal para estar llena, un solo individuo era más que suficiente para sentirse sin espacio puesto a que este individuo en sus diferentes partes andaba de un lado a otro buscando una solución para que el asunto pudiese darse por claro, varios revueltas de sentimientos eran como remolinos de agua que succionaban a los barcos que navegaban en diversos rumbos, tanto el moreno como el albino no sabían qué hacer, sus sentimientos andaban con muchas dudas en donde las armas se estaban preparando para la pelea, la incertidumbre remontaban sus pensamientos en donde deliraban.-

-Por par del moreno las dudas sobre si el albino estaba interesado en seguir a su lado, pese a que en la tierra estaba ayudándolo a tener que superar un poco sus costumbres cotidianas y humanas a pesar de que él no se había acostumbrado del todo y en tan poco tiempo había podido entender muchas cosas casi de un solo golpe, la mayoría muy confusas pero a fin de cuentas interesantes para que ambos pudiesen estar seguros de que todavía había mucha tela por cortar, pero entonces ¿cómo comenzar cuando empezaste a demostrarle a alguien una de tus debilidades más fuertes? No podía evitar pensar en que tal vez haya sido visto como un repleto idiota que no tiene que hacer con su vida, como un niño apenas dando sus primeros pasos, o peor, alguien que bien podría lastimar lo que más ama en un abrir y cerrar de ojos ¿entonces porqué insistir en creer que puede ser amado cuando ni sabe lo que le gusta emocionalmente? Más encima que solo lo buscaba para poder enredarlo en su red, simplemente se sentía del asco.-

G: no... Eso no podrá funcionar... ¿Y si cree que lo estoy obligando? Sería lo que faltaría!

-Y de parte del albino tampoco se lo tomaba muy bien.-

F: ¿estaré haciendo bien en dejar que se encargue? ¿Por qué no simplemente hago algo? Solo dejo que me terminen haciendo las cosas... Así no podré hacer mucho para que las cosas vayan a mejor... Pero entonces ¿significa que debo rechazar la ayuda que Goenji me ha prestado todo el tiempo?

-Suspiro suavemente.-

F: o-osea... S-sé que ha tenido... Muchas aventuras con varias personas... P-pero tuvo la valentía de decirme... Eso... ¿contaría como honestidad?

-Recordando ciertas escenas, aun podía sentir aquel calor que extrañamente le era sumamente acogedor, más la forma en que se expresó abiertamente en tener que decirle ciertas verdades de su reino dejaban muy clara la evidencia que era una declaración de confianza ¿entonces qué es lo que hace retumbar su corazón aun sabiendo que en su pasado había estado con varios? ¿Qué hacía que esto era diferente? No lo podía entender del todo por más que e quisiera buscar una solución lógica.-

[Dime porque lloras.]

*De felicidad...*