DaiHaruDai [Fictober 2020]

Día 4 🍂

Advertencias: Historia de amor BL, sin lemon, fantasía, shotacon.

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, así como los fanarts y gifs que se ocuparon para esta historia; con fines de entretenimiento.

Palabras del reto: "Te encontré" y Radio.

Pensamientos y "Pensamientos"
-Diálogos- y -Diálogos-

~Luna Llena~

La noche era eclipsada por una resplandeciente luna llena.

Perfecta oscuridad para un vampiro; el salir de caza.

En lo alto de la copa de un roble, sentado sobre una rama, contemplando con aburrimiento el amplio bosque a sus pies, Daisuke-sama se dedicó a esperar.

Cerró sus párpados con desgana y adoptó una posición más cómoda sobre dicho árbol frondoso. Cruzó los brazos sobre su pecho y suspiró.

Una tenue brisa otoñal meneó su cabellera azabache, pero no hizo movimiento alguno para regresar los rebeldes cabellos a su lugar, en cambio, se dedicó a escuchar y sentir su entorno, hasta que la persona a quién esperaba se dignase en aparecer.

Un búho ululó a la distancia, y una vibración de zarpazo recorrió toda la base del tronco dónde el pelinegro descansaba, siendo completamente perceptible para él escucharle, gracias al desarrollado sentido que poseía como criatura sobrenatural. O cómo prefería ser llamado; un ser superior.

Un pequeño gruñido llegó a sus oídos. Y un peso extra colocandose en su regazo no lo alarmó en absoluto. Abrió los ojos con lentitud y vislumbró la imágen que tanto deseaba ver desde la anterior luna llena.

-¡Te encontré!- dijo una pequeña cría de hombre lobo, un niño de pelaje castaño y orejas peludas, garritas pequeñas y colmillos de leche afilados, poseedor de un par de deslumbrantes ojos dorados. La completa perdición de Daisuke-sama.

-Veo que has superado el radio de rastreo de la anterior luna llena. Estoy impresionado.- dijo con voz gruesa y suave, mientras con una de sus manos acariciaba el pelaje del pequeño lobo -No te ha sido difícil dar con mi paradero, Haru- elogió.

-Es porque el aroma de Kambe-sama es único e inigualable- reveló sin pena el niño mitad lobo, embelesado por las caricias que el hombre de sangre fría le regalaba.

Daisuke Kambe sonrió dichoso. El oráculo que profetizó su destino y le unió con aquella cría de hombre lobo había augurado bien.

No solo la alianza entre herederos de ambas razas permitía formalizar, de esta manera, un tratado de paz. Si no también abría las puertas a un mestizaje sin prejuicios a causa de antiguas creencias, qué ancianos de ambos clanes consideraban impropio, puesto se perdería el linaje de sangre pura.

Daisuke ante ese hecho rió con sorna. ¿Entonces estaba bien qué entre machos se aparearan y tuviesen crías?, E incluso ¿Estaba bien qué seres de un mismo clan se apareasen con humanos, pero no qué seres de sangre fría se cruzarán con seres de sangre cálida? Qué gran tontería. Una reverenda estupidez.

Cuándo su destino fue sellado, Daisuke no huyó de él. No intentó cambiarlo. Nisiquiera hizo el mínimo esfuerzo en ello, sólo podía esperar lo mejor, pues su camino había sido trazado, en pro de brindar un futuro mejor a su gente y al nuevo clan que debía proteger bajo sus alas.

¿Qué fue lo que recibió a cambio? La compañía de un maravilloso lobezno qué le cautivó con grandes ojos de curiosidad y asombro, siendo más consciente de lo que debería, en qué a partir de ahora; su vida y la de la persona que estaba frente a él, estarían unidas para toda la eternidad.

Haru por su parte, no se negó. No repelió a la imponente presencia del joven ser de sangre fría, que había descendido del Monte del Caos hasta llegar al Valle de la Calamidad, dónde habitaban los hombres lobo, para pedir exclusivamente su mano en matrimonio.

Había sido educado para no tener prejuicios, su corazón rebosaba de calidez, qué era lo mejor y lo más puro que podía ofrecerle a su prometido, Daisuke Kambe-sama.

-Solo tenemos un par de horas- dictó deteniendo los mimos y tomando entre sus brazos a Haru, para ponerse de pie sobre la rama que sostenía el peso de ambos -La verdadera casería empieza ahora- susurró, antes de saltar de rama en rama, por los árboles del bosque, y perderse en las profundidades de la arboleda.

La risa de un niño lobo se perdió con la brisa del viento del Este. Hoy era una espléndida noche para aprender a cazar. Sin duda el lobezno Haru aprendería mucho de su prometido Daisuke-sama, pues hasta que esté se convirtiera en un gran e imponente Macho Alpha, la unión de ambas bestias no se consumiría, por lo que sólo les era permitido reunirse en noches de luna llena.

Fora 🌸