DaiHaruDai [Fictober 2020]

22-25 🍂

Advertencias: Historia de amor, smut, recuentos de la vida, genderbender. Basado ligeramente en el anime: Clean Freak! Aoyama-kun. Principalmente en el Capítulo 7.

Pareja: Daisuke x Haru Fem.

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, así como los fanarts y gifs que se ocuparon para esta historia; con fines de entretenimiento.

Palabras del reto: Cocinado(a), DEP, Cavara, Compañero(a), "Lo siento y Gracias", Despertar, No regresar y Manos enlazadas.

Pensamientos y "Pensamientos"
-Diálogos- y -Diálogos-

~Tacto~

Apretó con delicadeza, y de manera mecánica. Luego, un suave suspiro llegó a sus oídos. Levantó la mirada —qué en ese entonces estaba sobre el prominente busto femenino— para encontrarse con los ojos de su compañera; Haru Kato.

Su palma estaba desnuda, lo que no sería un hecho extraño, sí no fuese por el pequeño —casi inexistente— detalle, de qué Daisuke Kambe era Misofobico.

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Poco familiar les era el término a sus ignorantes compañeros de aula, no obstante, agradecía en el fondo que los brutos respetasen su condición. Y aún sí no lo hicieran, podía vivir con ello. Así había sido hasta ahora.

A todo esto, ¿Qué es la Misofobia?, Era una pregunta recurrente para la cuál ya tenía una respuesta programada. Aberración por los gérmenes.

¿Será algo contagioso? Oía cómo siempre se preguntaban los niños unos a otros cuándo le veían pasar por las calles de la ciudad montado en su bicicleta; cubierto con un cubreboca, careta de plástico transparente y guantes de látex —con los que sostenía el manubrio—.

No. No era algo contagioso, sí no un trastorno obsesivo compulsivo generado a raíz de una idea sobre qué toda superficie estaba contaminada. Todo está sucio y nada está limpio. Salvó lo que uno mismo se encarga de descontaminar.

Entonces, ¿Cómo era posible qué un jóven con tales características se encontrase a sí mismo en una cama que no era la suya, sobre el cuerpo de una mujer? Y más importante todavía, tocandole.

—Lo... Lo siento— Haru habló tan bajo que apenas y pudo escucharle con claridad. Sin embargo, el fuerte sonrrojo en sus mejillas y el hecho de que esquivara su mirada delataba que estaba avergonzada. Sumamente apenada; por haber articulado un sonido tan extraño que al mismo tiempo resultaba tan placentero.

El no respondió. No porque no quisiera hacerlo, sino porque no encontraba las palabras correctas. Y por mucho que cavara en su subconsciente por ellas, estás ya no iban a regresar de dónde fuese sé habían largado.