DaiHaruDai [Fictober 2020]

Día 11 🍂

Advertencias: Historia de amor BL, smut, tragedia histórica. Van a llorar. Leer bajo su propio riesgo.

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, así como los fanarts y gifs que se ocuparon para esta historia; con fines de entretenimiento.

Palabras del reto: Asqueroso y Petricor.

Pensamientos y "Pensamientos"
-Diálogos- y -Diálogos-

~El baile de los 41~

Caída la noche, ya estaba vestido. Daisuke estaba de pie, observando su reflejo en el espejo de cuerpo completo de la habitación, moviéndose cómodamente de un lado al otro, más seguro de lo que alguna vez pudo estarlo en su vida.

Había dejado la pashmina sobre la mesa de noche, y no fue hasta que la cogió para ponérsela sobre los hombros qué se sintió completo.

Al salir de casa, la pesadilla era siempre la misma; una distorsión de la realidad. Su realidad. Siempre presente, siempre galante... siempre escondido.

Su familia detestaba las turbulencias. Al ser señores de una alta posición económica debían mantener las apariencias. Y lo comprendía, desde muy joven lo comprendía y, aún así, no quería hacerlo.

Sabía que el sueño del cielo en la tierra que los hombres idealizaban mezclaba lo sencillo y lo complejo, formando un profundo pantano emocional qué solo se dedicaba a crecer en su interior. Uno del cuál sentía no tenía escapatoria.

No obstante, no fue sí no hasta que una relativamente nueva situación se presentó ante él. Una que haría qué Daisuke se encontrase a si mismo en el interior de un carruaje vestido con ropas de mujer en dirección a un festejo qué cambiaría su vida por completo.

Al bajar del carro un fuerte olor a petricor invadió sus fosas. La noche carecía de nubes negras, pero a la lejanía una tormenta se desataba, nada comparada a la que acontecía en su interior.

Se encontraba parado frente a las estropeadas puertas de madera podrida de una vieja edificación, qué parecía fuese a colapsar en cuanto pusiera un pie dentro de la estructura.

Pero no dudó. Pues lo que imaginaba en lo más profundo de su ser, jamás se lo cuestionó. "Puedo aguantarlo", pensaba siempre, cuando debía obedecer, y acto seguido, rechazaba su verdadera naturaleza. Hoy, solo por esta noche, sería diferente. Daisuke en serio quería que fuera diferente.

Se había desecho por fin de la falsa identidad que lo encadenaba a una vida de lujos sin gozar de un amor puro. Todo gracias a la generosa invitación que recibió de manera anónima, escrita en puño y letra por un hombre, cuya caligrafía era capaz de reconocer siempre que se la colocasen en frente.

Se había acercado mucho más a quién era, y aquella situación solo seguía pareciendo irle como anillo al dedo. Personas que habían sido abandonadas y olvidadas por una condición que el mundo consideraba asquerosa y aberrante.