EL DESEO NO SE APAGO

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Los personajes no me pertenecen exclusivamente a sus creadores. Mundo alterno época actual. Historia clasificada. Sexo explícito. Queda advertido.

El deseo no se apagó...

Habían pasado dos semanas desde aquel revolcón. Albert estaba muy ocupado analizando la propuesta de los japoneses. Estaba absorto de lo que Neal Legan, le estaba exponiendo, un discurso de lo importante que es aliarse con los japoneses y de las ganancias monetarias que con lleva este negocio.

- ¿¡Señor!? ¿Me está poniendo atención?- Preguntó Legan ya que veía distraído a su jefe, para ser exacto tenía dos semanas, donde Albert estaba desconcentrado. Todavía se pregunta el ¿Por qué no viajó a Japón. Le extraño demasiado que lo mandara a él, cuando tenía mayor interés de negociar con ellos. Ahora verlo  distraído, se le hacía sospechoso y mas porque al tener amistad con uno de los miembros de su equipo de seguridad de su jefe, se enteró de sus andadas de ese fin de semana. - ¿Qué hiciste jefe? Se propuso Neal investigar.

- ¿Cómo viste el negocio? interrogó Albert sacándole de sus pensamientos.

- Le veo futuro, creo que es buena idea que se expanda en oriente. Sería un gran  acierto además ellos están demasiado interesados en negociar sólo con usted.

Albert, sabía que les convenía mas a ellos que él, pero expandirse era lo mas viable. Pero, no podía concentrarse, no podía sacarse de la mente, el cuerpo desnudo de cierta mujercita rubia, todos estos días nada mas pensarla se acrecentaba su deseo y lujuria, moría de ganas por volverla a poseer, sabía que no era muy moral yacer con una mujer de la vida galante, pero, jamas les impondria una madrastra a sus hijos, así que era mejor asi y no se arrepentía de nada. Por el contrario moría por estar nuevamente con Candy, tan solo al recordarla se ponía duro inmediatamente. Pero era consciente de que sólo podría estar con ella solo una vez.

Deseaba más de ella, quería probarla de nuevo se había obsesionado con su aroma, su sabor, había sobrepasado sus expectativas recordarla abierta ante él, sin pudor y prejuicios lo descolocada... moría por estar con ella una vez más, aunque había sido un negocio. Cada uno obtuvo un beneficio, se negaba pensar que ella fingiera tanto deseo y placer.

"Candy... como te deseo... tendrás que darme una noche más". Se trazó como meta Albert.

-¡Señor!- le sacó Legan de sus cavilaciones- el señor Granchester habló para confirmar su asistencia en el bar de siempre. Albert había estado evitando hablar con ellos, no quería fanfarronear lo sucedido con ella. Con esa hermosa mujer de ojos verdes. Pero, por otro lado quería saber si Candy también se había comportado así de ardiente con ellos, le molestaba pensar que ellos gozaron de sus favores, pero así era esto, somos lo que somos. Pensaba Albert malhumorado.

- Ok. Confirma mi asistencia.

- Muy bien jefe, ya está hecho-informó Legan eficiente.

Más tarde tres guapos hombres charlaban amenamente.

- ¿Y qué pasó, obtuviste lo que deseabas? Preguntó Stear riendo.

-¡Es verdad amigo nos has dado vueltas con eso! ¿Tan mal te fue? Indagaba Terry riendo.

Albert apretó los dientes le molestaba dar detalles, pero quería saber si Candy fue así también con ellos. Ya que hubo un momento de la entrega donde Albert la sintió entregada y sintió una gran conexión.

- Fue muy bueno.- Contestó Albert.

-¿Cómo que bueno!?-Replicó Stear.

- No daré detalles- Albert contestó decididamente -Ellos sabían lo discreto que podía ser su amigo al respecto, no insistieron más.

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