Leiko miraba atontada al chico del senbon, durante algunas semanas este había empezado a concurrir bastante a su restaurante con sus amigos. Leiko llegó a hablar durante cortos periodos de tiempo con él y hasta cierto punto, su agrado era mutuo.
Normalmente ella solía atenderlo, pero cada vez se le estaba dificultando más, a Leiko empezó a gustarle el joven Shiranui. Temía derramarle sopa miso caliente por culpa de sus nervios, por lo tanto era su amiga Ai la que iba a su mesa.
Ai solía regresar sonriente, a Leiko no le daba muy buena espina, conocía el lado coqueto de su compañera, le inquietaba que intentase algo con el chico del senbon.
Ai era muy bonita, ojos azabache, cabello negro y liso, una figurilla esbelta y unas piernas bien contorneadas las cuales exhibía con frecuencia con faldas no demasiado cortas, pero si lo suficiente para insitar a la imaginación de cualquiera.
Leiko siempre hacia una comparativa entre las dos, ella tenía un cuerpo normal, no solía ejercitarse mucho pero tampoco era una ociosa, cabellos blancos y con frizz, una piel tan pálida que bien podrían pasarla por enferma, lucía unos ojos ámbar que consideraba como único razgo destacable. En pocas palabras se sentía muy pequeña ante la boloptuosidad de su compañera.
Resopló cuando Ai partió rumbo a la mesa del castaño, este iba acompañado de un tipo cuya cicatriz en casi medio rostro lo hacía peculiar.
Un incesante deseo de arrancarle los cabellos a la pelinegra la invadió al ver como, insinuante, apoyaba sus manos en la mesa, mostrando un pronunciado escote y descarádamente acercándolo al rostro de Genma.
Sin haberlo previsto, la palma de Ai impactó con el rostro del castaño, las pocas personas del lugar voltearon curiosas, poco después volvieron a lo suyo, en su mayoría.
Ai regresó molesta a la barra, Leiko no dudó en preguntar:
—¿Qué rayos pasó ahí?
—El muy desgraciado me dijo: "puedes alejar esas cosas de mi rostro" —soltó, imitando con una voz aguda al castaño.
Leiko comenzó a carcajear molestando a la pelinegra, le agradó bastante la reacción de Genma.
—¿De qué demonios te ríes? —reclamó, Ai, con molestia. Pronto la sonrisa de la albina se borró.
—Demonios... —murmuró Leiko, debía pedir disculpas por el comportamiento de su compañera, no quería dejar de verlo por aquel inconveniente.
Ignorando el berrinche de Ai, salió corriendo detrás del ninja, ya que este iba de salida, posiblemente enfadado.
A media cuadra del restaurante, Leiko lo alcanzó.
—¡Oye! —gritó, llamando la atención del dúo. Al quedar frente a frente, Leiko sintió unos tremendos nervios por tenerlo tan cerca—. Di-disculpa el comportamiento de mi compañera y todas las molestias —dijo, mientras se inclinaba.
—Tranquila, no tienes que disculparte tú —comentó, Leiko se irguió sonrojada. A Genma le pareció adorable—. Mi comentario fue grosero, supongo que lo merecía —carcajeó levemente, sobándose su mejilla aún roja por el manotazo.
—Ella no debió reaccionar de esa manera —siguió murmurando.
—Entonces debiste atenderme tú —comentó el joven, Leiko lo miró confundida—. No sé si hice algo que te molestara para que me evadieras, me disculpo si lo hice —susurró con la mirada baja.
—¡N-no!, para nada —se apresuró a aclarar
—Eso es bueno, porque la única razón por la que iba era para poder verte —declaró, dejando sin palabras a la pobre muchacha.
—¿pa-para verme? —preguntó, ella dudaba lo que acababa de escuchar, por otro lado, quería pensar que era cierto.
—Si, me pareciste muy linda desde que te vi por primera vez —confesó tímido. Un inocultable tono rojizo invadió las mejillas pálidas de la joven—. Disculpa si suena descarado, pero me gustaría invitarte a una cita —Al terminar de hablar, Genma empezó a mover el senbon de un lado a otro inconscientemente, demostrando su inquietud ante la posible respuesta.
La albina tardó un poco en asimilar la invitación.
—¿Yo? —preguntó atontada, mirando a sus espaldas para ver si había otra persona detrás de ella. Luego se dio cuenta de lo sosa que debió haberse visto al ser ella la que estaba hablando directamente con él.
Genma rió divertido por lo tierna que se veía la muchacha, Leiko quedó encantada por el acto; realmente le gustaba el castaño.
—Si, tú —le confirmó burlesco.
—Bueno, yo... Claro, digo, ¿por qué no? —balbuceó mientras jugueteaba con un mechón de su cabello.
—Eso es increíble —celebró Genma, luego retomó su compostura algo avergonzado—. Si no te importa, yo... Bueno, mi día libre es el miércoles, podríamos reunirnos al frente de la academia ninja a medio día para almorzar —propuso.
—¡Claro! —expresó con emoción— bueno, yo debo volver al trabajo, supongo que nos vemos el miércoles —sonrió.
—hasta luego —La castaña volteó para regresar al local. Estaba muy emocionada, pues había quedado flechada desde la primera vez que lo vio.
Sentía una alegría inmensa porque su interés era correspondido de alguna manera.
—¿Podría ir a tu cita?, estoy intrigado por lo que pasará ese día —Genma volteó su mirada, topándose con su amigo, al que había olvidado por completo.
—Olvídalo, Raidou —farfulló con molestia.
—Podría ser el mesero o el violinista; te aseguro que no notarán mi presencia —continuó molestando a su amigo.
—Ese es mi día libre, no el tuyo.
—Podría hacer una excepción, no todos los días mi amigo el solterón tiene una cita —se burló, Genma le atinó una palmada fuerte en la nuca— ¡Auch!, era un simple chiste —se quejó Raidou adolorido.
—No quiero verte cerca ese día, ¿entendiste?, no quiero que Leiko se sienta nerviosa.
—Entonces no deberías ir, porque tú la pones más que nerviosa —habló con ironía.
Genma solo sonrió, “¿yo la pongo nerviosa?, supongo que es una buena señal”.
—¿Acaso estás agarrando señal?, cada vez que piensas en ella te pones todo ido —carcajeó.
El castaño lo ignoró, después de todo era cierto, ella lo atontaba demasiado.
•••
Ya sé que fue demasiado simple, no podía imaginar otro escenario y fue lo que salió. XD
Y gracias por leer, ¡hasta luego!
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One-Shots ||Naruto||
Short StoryTodos los personajes, a excepción de los oc's, son propiedad de Masashi Kishimoto.