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—Vamos Natalia, deja de llorar—mi mejor amigo Joel me consuela por décima vez en la semana, su mano acaricia en círculos mi rígida espalda.—Han pasado tres meses, debes empezar a superarlo.

—No puedo Joel, lo extraño tanto—dije, entre sollozos. Mi cabeza estaba sobre su hombro, su playera favorita de Marvel estaba mojada por mi llanto y había una mancha pegajosa por mis mocos.

Mi cuerpo estaba envuelto en una suave cobija gris con estampado de estrellas blancas, no me había quitado mi pijama en todo el día. Mi cabello estaba enredado y algo grasoso ya que no había tenido ánimos para ducharme. Mi gato Shawn maullaba de hambre por la habitación, sí, se llama Shawn por mi cantante favorito Shawn Mendes.
Joel simplemente se dedicaba a abrazarme y darme palabras de aliento mientras yo no dejaba de llorar arruinando su ropa cada que venía a verme.

La luz matutina se cuela por el gran ventanal de la habitación que da vista al patio trasero de mi casa, de nuestra casa.
Cada cosa dentro de estas cuatro paredes me recuerdan a él, nuestras fotografías en cada rincón sobre los muebles y algunas camisas que dejó olvidadas en el armario. Aún puedo oler su aroma entre las sabanas y aún puedo reconocer su shampoo en la almohada que dejó a un lado de la mía.
Todavía me despierto en la madrugada y palpo a mi lado en busca de él, pero su lugar está vacío. Sigo llorando porque Zabdiel, el amor de mi vida, se fue a Italia a cumplir su sueño.

—Yo se que lo extrañas, pero tienes que levantarte, no puedes pasar toda la vida metida en esta ratonera llorando por el—me regañó mi dulce Joel. Aunque me ofendió que llamara mi habitación ratonera, sabía que él tiene razón.

—No tengo fuerzas—volví a soltarme en llanto haciendo que Joel tapara sus oídos abruptamente.

—Mírame Natalia—me llamó obligándome a mirarlo a los ojos, colocó sus manos en cada lado de mi cara y clavó su mirada en la mía. Si bien era cierto que los tiernos ojos de Joel con esas largas y adorables pestañas te hacían derretirte, ahora me sentía fatal y no lograban animarme mucho.—Tienes que pensar que Zabdiel es feliz en su nuevo trabajo, si tanto lo amas y lo quieres ver triunfar, alégrate por el.

Suspiré y curvee mis labios hacia abajo, con la manga de la camisa de mi pijama limpié mi cara empapada de lágrimas y mi nariz pegajosa. Joel hizo una mueca de asco y me ayudó a levantarme de la cama. Pasó una mano por mi cintura y me encaminó hasta el baño obligándome a darme una ducha.

—Voy a dejarte ropa limpia en la cama y ordenaré tu desastre, tu solo dedícate a darte un buen baño que te hace falta compañera—tapó su nariz con los dedos y yo sonreí levemente ante sus tonterías. O quizás si lo decía de verdad.

Joel cerró la puerta del baño y yo comencé a desnudarme de mala gana, sentía mis brazos débiles y mi piel se veía más pálida de lo normal. Definitivamente me hacía falta un baño, pero de sol. Abrí la llave de la regadera y esperé unos cuantos segundos a que el agua se templara a mi gusto, metí primero una pierna bajo el chorro del agua y después la otra. Dejé que el agua cayera por mi cabeza y luego bajar por mi cuerpo, las últimas semanas mi cabello se había caído por montones debido al gran descuido que le había dado. Mi piel ya no era suave y mis uñas estaban largas y con el esmalte caído a pedazos.
Si me miraba en el espejo no lograba reconocerme, esa no era yo, esa no era la Natalia alegre que siempre veía la vida con optimismo.

Después de veinte minutos de una muy buena limpieza profunda a mi cuerpo, salí del baño enredada en mi toalla. En cuanto abrí la puerta quedé increíblemente sorprendida, Joel había echo magia. La habitación estaba limpia y ordenada, cada cosa en su lugar y mi pequeño Shawn comiendo en su platito.
Caminé a mi armario en busca de ropa interior, pasé la yema de mi dedo índice por los muebles y ya no había rastro de polvo.
Joel tenía buen estilo, así que la mayoría de la ropa que había en mi clóset había sido elegida por el. Recogí los jeans azul marino y la blusa blanca sin hombros que dejó sobre el colchón y me vestí con una ligera chispa de animo. Traté de acomodar mi cabello pero no encontraba la manera, quería llorar de nuevo al ver lo desastroso que estaba ahora.

No Sabía Que Eras Tú #1|C.V.|TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora