Ese día me dispuse a terminar de recoger mi casa, poner las luces de la parte exterior y alguno que otro pendiente que aún tenía. Le llame a Christopher en varias ocasiones, pero nunca respondió, también le deje un par de mensajes.
Al día siguiente, era 24 de diciembre, la cena de noche buena. Hablé con mis padres y mi hermana por videollamada, deseando poder estar con ellos.
Me parecía extraño que Christopher no me respondiera y me hizo recordar la vez que ocurrió lo mismo y el estaba en un viaje de negocios, no quería preocuparme, pero sentía que algo no iba bien.
Escogí un vestido verde de terciopelo con unas medias negras y unas botas del mismo color. Dejé mi cabello suelto y lo alacié, el cual, ya me llegaba a la mitad de la espalda. Me estaba preparando para ir a pasar la noche con la familia de Joel, ya que ellos siempre me reciben cuando no puedo viajar con mi familia.
Mi teléfono timbra cuando estoy sirviéndole a Shawn un sobre de comida sabor a pavo, pues quería que el también tuviera una deliciosa cena navideña.
Es Joel quien me llama.
—Hola Joel, ¿Cómo sigues? —le pregunto, mientras observo a mi gato devorar su cena.
—La herida ya esta completamente sanada, solo quedó una pequeña marca, nada de qué preocuparse—responde.
—¿Y Elizabeth?
—Sobre eso...—hace una pausa. —Hay algunas cosas con relación a ella que tengo que decirte, pero me gustaría hacerlo cuando estés aquí conmigo. ¿Ya vienes?
—Estaba sirviéndole la cena a Shawn, pero antes quería hacer algo.
—¿Qué cosa?
—Es algo rápido, en cuanto termine me paso a tu casa—le aviso. —Nos vemos en un rato Joel.
—Perfecto, te esperamos.
Joel termina la llamada y tomo las llaves de mi auto. Había conseguido la dirección de casa de los padres de Chris un día que casualmente olvido su agenda en mi casa. Quería ir y darle su regalo de navidad, probablemente no me respondía porque estaba ocupado, pero a lo mejor podría encontrarlo en casa de sus papás, pues dijo que pasaría las festividades con su familia.
Mientras conduzco, miro el mapa en mi teléfono para llegar. En la radio, comienza a sonar una canción de Sin Bandera que me gusta muchísimo.
—Mientes tan bien, que me sabe a verdad, todo lo que me das—canto a todo pulmón por la carretera.
Media hora después, entro en una zona residencial lujosa de Nueva York, supongo que la galería dio buenos frutos. Comienzo a buscar la calle y cuando la encuentro, el número.
Me estaciono cuando la tengo enfrente. La barda es de piedra y tiene un enorme portón negro, con el numero de la casa en grande al lado.
Me bajo y presiono el interfon que hay al lado del portón.
—Residencia Vélez buenas noches. —habla alguien por el aparato.
—Buenas noches, ¿Esta Christopher? —le respondo.
El portón comienza a abrirse despacio y después aparece una joven con un uniforme y un delantal.
—Hola, trabajo en la casa. El joven Christopher no está, ni nadie de la familia, van a pasar la noche en el salón Presidencial. —me informa.
—¡Muchas gracias! ¿Entonces si voy ahí los encontrare?
La chica asiente y yo le agradezco una vez más. Vuelvo a mi auto y pongo la dirección de aquel lugar donde me dijo que encontraría a mi chico.
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No Sabía Que Eras Tú #1|C.V.|TERMINADA
FanfictionLIBRO I Natalia ha pasado varios meses sumergida en una terrible depresión a partir de que su novio se fue a otro continente cuando le ofrecieron un mejor empleo. Cansado de verla llorar y en un espantoso estado, su mejor amigo Joel Pimentel le con...