Cuando sale del despacho, Marta se acerca rápidamente hasta Andrea para preguntarle:
—¿Qué ha pasado ahí dentro?
—Que tengo que organizar una presentación en 24 horas, para intentar convencer al grupo Müller de que nos incluya en su editorial.
—¡¿En serio?! ¿Y ya tienes pensado cómo hacerla? ¡Es mucho trabajo, tía! ¿Vas a poder hacerlo tú sola? ¡Madre mía! ¿Y serás tú quien hable en público? ¿Quieres que te ayude a prepararla? ¿Cuándo tienes que presentarla? ¿¡Mañana!?
—Deja el interrogatorio, por favor...
—En 24 horas es mañana, entonces, ¿no vas a venir al cumpleaños de Rubén?
—¡Hostia, ni me acordaba! —exclama Andrea—: Pero no, es para el lunes por la mañana...
—Ah, genial, entonces tienes todo el fin de semana por delante...
—El fin de semana lo voy a dedicar a hacer mudanza.
—¿Mudanza? ¿Te cambias de piso? No me habías dicho nada... ¿Cómo es que te ha dado por cambiarte, así, de repente?
—No ha sido idea mía. Mi querido casero me ha informado esta mañana de que su hijo vuelve de no sé dónde, para instalarse en el apartamento, así que tengo que sacar todas mis cosas antes del lunes.
—¡No me lo puedo creer! Además, creo que eso no puede hacerlo. Tendría que avisarte con más tiempo de antelación. No puede echarte de la noche a la mañana —protesta Marta, mostrando su indignación.
—Bueno, me ha dado la alternativa de quedarme y compartir el piso con su adorable hijo, trabajador y responsable, y que me quede el tiempo que sea necesario.
—Ah, pues entonces no hace falta que te mudes corriendo este fin de semana, ¿no?
—¿¡Estás loca!? ¡No le conozco! Y el piso tiene escasos 40 metros cuadrados y una única habitación. ¡No voy a quedarme allí!
—¿Y dónde vas a ir? Te ofrecería mi piso, pero acaba de venir mi prima Laura del pueblo, y se ha traído a su novio, y a los tres músicos que le acompañan en lo que pretende conseguir que sea la nueva banda indie del momento. Dos de ellos están durmiendo en el sofá...
—¿Por qué siempre hay alguien durmiendo en tu sofá? Realmente, ¿has llegado a dormir alguna vez sola desde que te independizaste? —le pregunta Andrea entre sorprendida y malhumorada.
—Pues, ahora que lo dices... Creo que no, la verdad es que siempre tengo visita —responde Marta. Y tras unos breves segundos, le pregunta—: Entonces, ¿qué vas a hacer?
—Todavía no lo sé. Algo se me ocurrirá. De momento, me quedaré trabajando hoy hasta que termine la putapresentación... Y acudiré a la fiesta directamente.
—¿Seguro? No me fío... Seguro que se te hace muy tarde y luego llamas diciendo que estás muy cansada, que te conozco...
—Que no...
—¿Y piensas ir con estas pintas?
—¿Qué le pasa a mis pintas? —pregunta Andrea mirándose la vestimenta—: Vaqueros y camiseta, es la ropa ideal para todo.
—No. Lo puedes utilizar también como excusa. "Es que voy hecha un desastre. Querría darme una ducha y no me da tiempo..." —dice Marta, burlándose de Andrea.
—¡Yo no hablo así! —protesta ella.
—Bueno, déjalo en mis manos —y Marta se va hacia su mesa.
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Seducción anónima
ChickLitAndrea recibe un mensaje de un desconocido, cargado de sensualidad. Su intención; hacerle sentir la pasión a través de sus palabras. Pero, lo que parece un simple y erótico juego al principio, va volviéndose cada vez más excitante, adictivo y emoci...