11.

202 23 31
                                    

[TW: en este capítulo habrán menciones muy explícitas a las autol3s1ones y al su1c1di0. Si eres sensible a estos temas que ya de por sí son bastantes fuertes, te recomiendo pasar al capítulo 13 que será un poco más suave y no perderás el hilo de la trama, ya que por esto mismo hice estas varias actualizaciones en conjunto. Cuídense y cuiden su salud.
Atte: Watermelon🤍]

[...]

Quise parar el tiempo. Que todo se detuviera y retrocediera al momento exacto en el que todo comenzó. Que el reloj marcara aquella tarde en la que se partió aquel filo hilo vivaz.

Mi mente volvió a esos recuerdos en el que yo era relativamente un pequeño niño, a ese que veían en la calle y todos se endulzaban, ese que creía en la magia, en que todo sería para siempre. Deseé tanto volver a tener nueve años, volver a conocer a Noémie, de prestarle mi lápiz otra vez, porque Nashla se había robado el de ella.

Recuerdo cuando traté de escribir la nota, siendo un niño de muchas palabras y poca expresión: "Soy Cristian. La niña a tu lado te robó el lápiz, entonces te dejé el mío."

Mi ortografía siempre fue buena, a ella le gustaba eso. Noémie siempre recalcó lo linda que era mi sonrisa, los rizos de mi cabello en la nuca, mi risa. Ella me veía como algo magnífico cuando yo no podía ni mirarme al espejo.

Cuando cumplí los once, estuve tan confundido y asustado. Los recuerdos eran borrosos y horribles, como de una pesadilla que nunca olvidarías. A los trece todo empeoró... ni siquiera recuerdo mi vida antes de empezar a hablar con Trip.

La noche hoy era muy oscura, siniestra. Se notaba el luto hasta en la neblina que había por toda la zona. No habían grillos cantando ni perros aullando. Todo lo que había en mi ambiente no tenía noción de la realidad. Todo estaba inquietantemente silencioso y tranquilo. ¿Así se sentía la muerte? Ansiosa, tranquila, dolorosa y placentera. ¿Así se podría interpretar?

Miraba hacia fuera, mi cabeza recostada del cristal del auto del padrastro de Trip, quien se ofreció y ahora me llevaba a casa. La carretera era únicamente iluminada por las luces del auto y la luz de la luna llena que estaba más cerca de lo usual. Las copas de los árboles se batían, debía hacer mucho frío afuera.

Me sentía arruinado, como si la muerte de Noémie haya marcado el fin del mundo. Bueno, tal vez significaba el fin de mí mundo. Donde sea que veía podía verla tirada en el suelo. Si tan solo pudiera borrar de mi mente esa imagen, tal vez, solo tal vez, podría sentir un poco más de paz.

Muerta. Esa palabra no podía salir de mi cabeza.

Sorbí mi nariz y giré mi cuello para ver a Trip a mi lado, él estaba durmiendo, y no lo culpaba, eran al menos las dos de la mañana y él solía acostarse a las diez de la noche como máximo.

Miré a su padrastro por el espejo retrovisor. Ese hombre me daba un poco de miedo, pero era por su figura y su forma de ser. Él era autoritario, parecía algún tipo de militar, siempre tenía una expresión fría, pero por lo que sé, era educado y muy respetuoso, al menos lo ha sido conmigo una que otra vez.

Acerqué mi mano a la de Trip para tomarla, no quería despertarlo, pero sí quería algo de contacto físico para al menos saber si estoy realmente despierto. Respiré profundo y recosté mi cabeza del espaldar del asiento cuando noté una pequeña mirada del padrastro de Trip.

El Puente de los Suicidios [REESCRIBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora