Cristian Sallow
Iba caminando por los pasillos de la escuela en busca del tesoro rubio perdido: Trip. Él es muy escurridizo, podía estar en la biblioteca, pestañeas y al segundo estaba en el auditórium.
Pasé por el pasillo más amplio de la escuela, aquí pasaban muchas personas, por ello mis piernas casi siempre se enredan, es como si perdiera la señal y todos estos estudiantes sean la interferencia.
Por unos momentos casi se me olvidaba caminar de los nervios, pero pude avistar el gimnasio, y ahí dentro estaba mi rubio jugando basket con otros chicos que yo no conocía.
Me escabullí por la puerta y me mantuve cerca de la pared, caminando casi que pegado a ella. Llamar la atención era lo que menos quería hacer, esos chicos, incluyendo a Trip, se veían muy concentrados en su juego.
Me quedé a un lado de las gradas, sintiendo el peso de mi mochila lastimar mis hombros, me gustaba ese dolor. El aire acondicionado estaba encendido a pesar de ser casi invierno y por ello hacía mucho más frío, me alegro de haber decidido venir con botas para nieve hoy, mis dedos de los pies no se están congelando al menos. Pero los equipos de chicos estaban en shorts, camisetas sin mangas, y creo que lo único que podría llegar a abrigarlos son las sudaderas de mangas largas que tenían algunos pocos bajo la camiseta del uniforme o los calcetines.
Busqué a Trip con la mirada otra vez porque lo perdí, solo lo encontré porque dio un salto para engancharse en el aro de la cancha y encestar la pelota en ella, dando una carcajada de victoria. Un grupo de los chicos celebraron el punto que ganó Trip y otro grupo se veía decepcionados, algunos otros chicos que estaban en las gradas aplaudieron de alegría, otros simplemente se fueron.
Me uní al grupo de los que aplaudieron al ver a Trip tan emocionado, él estaba sudando, como si le hubieran echado agua encima, porque incluso tenía el cabello mojado y despeinado. El entrenador hizo sonar el silbato y los chicos dejaron su euforia a un lado para prestarle atención.
Me quedé distraído con una de las luces que pestañeaban sin ningún motivo aparente.
—¡Chicos! Hora de descansar, me harté de ustedes. —habló Trip con los de su equipo y provocó la risa de algunos, incluyéndome.
Lo vi tomar una botella de agua al igual que una toalla blanca y pequeña y con ella comenzó a secarse mientras se dirigía a mí.
—¡Cristian! —dijo mi nombre en forma de saludo antes de tomarse un trago de la botella.
—Hola LeBron James —le hice un saludo militar riendo, él me sonrió y trató de no escupir el agua. Me fijé en su uniforme y luego en su rostro, tenía las mejillas algo ruborizadas—. No sabía que te gustaban los deportes.
—Y yo no sabía que era tu cumpleaños. —Lo miré atónito.
¿Ah?
Saqué rápidamente mi celular de mi bolsillo, con el ceño fruncido y me di cuenta que hoy era 13 de diciembre... Joder, pensaba que faltaba más semanas.
Oficialmente tengo catorce años... otro año vivo, genial.
—Pues ya estamos a mano —afirmé—. ¿Quién te lo dijo?
—Lo vi en el registro de la maestra de geografía... ¡Fue accidentalmente! Vi tu nombre y solo pasó. —elevó sus manos y hombros fingiendo inocencia.
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El Puente de los Suicidios [REESCRIBIENDO]
Novela JuvenilCuando en la noche sus corazones quieren estallar. Cuando más necesitaron la compañía de la muerte, se hablaba de un puente alejado de la ciudad, solitario, silencioso y completamente suicida, en donde pueden refugiarse de los abusos y soñar, con la...