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"Mi simple existencia es un escándalo."
—Oscar Wilde

Cristian Sallow

2 de diciembre 2016, 15 años

Mi visión estaba nublada, el techo se veía distorsionado, al igual que la luz; mis emociones se sentían igual. Podía ver burbujas, diminutas burbujas escapándose de mis labios y desvanecerse ante mí en sencillos segundos. Me sentía como un astronauta, sin gravedad, mi cabello flotaba, no escuchaba nada, no sentía nada. Como sea, algún día podré sentir esta sensación por siempre, quisiera que fuera así.

Vi algo más entrar en el agua, era una mano y con su dedo índice me pinchó una mejilla. Salí de la bañera tomando una bocanada de aire, pasándome la mano por la cara y abrí mis ojos reconociendo mi alrededor.

Han pasado ya cuatro meses desde la muerte de Noa. Creo que aún no lo puedo sobrellevar bien, cada vez que pienso en ella se me alagaba la mente sin poder refrenar ese sentimiento de vacío, podría sonar exagerado, pero realmente siento que a mi corazón le falta un pedazo.

Ahora Chase pasaba más tiempo conmigo, siempre buscaba alguna excusa para no dejarme solo ni un minuto, incluso me pedía que durmiera con él. Cuando estábamos solos en la casa, me jalaba al tejado para jugar, como ahora lo estamos haciendo. Todos esos acercamientos también se debían a que descubrí que se había alejado de sus amigos, un día de estos hablamos sobre el tema y me explicó todo lo que había pasado con Dereck y Nashla.

Creo que todo esto solo fue una forma de acercarnos más, si antes éramos Cristian y Chase Sallow, ahora somos los gemelos Sallow, no habría forma de diferenciarnos más que por nuestros lunares.

—Un minuto y once segundos —dijo Chase viendo su celular, luego me mostró la pantalla en donde tenía el cronómetro, eso mientras secaba su mano con una toalla—. ¿Qué haces para tener esos pulmones? ¡Yo no aguanto ni siete segundos sin desesperarme!

Supongo que de todo lo que me ha pasado, ya he podido aprender cómo sobrevivir y mi cuerpo ha estado adaptándose, veo, escucho y aguanto más que todas las personas normales... y ciertamente, me gustaría ser como las personas normales. Me siento como una estúpida computadora de tantas modificaciones y versiones que he tenido, y todo por culpa de mi entorno.

Solté un soplido recostándome de la orilla de la tina. Chase estaba sentado en el suelo en posición de indio, frente a la bañera, entre sus piernas tenía un vaso con hielo del que estaba comiendo, no entiendo por qué si ya casi estamos en invierno.

Me salí de la bañera, me paré sobre la alfombra para no mojar el suelo y le hice unas señas a Chase para que me diera la espalda, y cuando lo hizo entonces me empecé a quitar el bóxer que estaba todo mojado.

—Deberíamos meterte en natación. Luego te haces un nadador profesional, consigues dinero, ¡y huimos a Hawái! —exclamó alzando sus manos a sus costados.

—¿Por qué a Hawái?—pregunté agitando mi cabeza para salpicarle a Chase apropósito, a él pareció no importarle.

—¿Por qué no a Hawái? —preguntó con un tono burlón—, y ni siquiera hemos salido de este puto pueblo. ¡Y quiero ver un volcán!

—Y yo tirarme dentro de uno. —hice una mueca alcanzando la toalla para secar mi rostro y mi cuerpo, creo que hoy amanecí mas flaco de la cuenta. Tomé otros bóxers secos para ponérmelos y di unos saltitos porque casi pierdo el equilibrio poniéndomelos. Luego Chase se volteó para verme con una mueca horrorizada

El Puente de los Suicidios [REESCRIBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora