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13 de diciembre 2016, 16 años

Chase saltaba en la cama como un niño pequeño, me gustaba verlo cuando estaba así de enérgico. Hasta le tomé algunas fotografías, probando si la cámara que Noémie me había regalado hace unos años funcionaba, y lo hacía, había tratado de aislarme de cualquier recuerdo de ella, pero al final creo que logré aceptar su muerte.

Últimamente he hecho muchas fotografías y videos, de absolutamente todo. Le he tomado fotos al cielo, a los árboles, a la calle, hasta a un chicle que había pegado en el escritorio de Chase que seguro ocultó de papá. Todo lo que veía lo fotografiaba. Como si fuera una prueba de que lo que veo es verdad y no me estoy volviendo loco.

—Quedaste lindo en esta. —volteé la cámara hacia Chase para que la viera. Él se dejó caer sentado de rodillas en la cama y tomó la cámara, sonrió un poco, y luego me miró.

—¿Puedo tomarte una? —preguntó colocando la cámara en su cara. No me dejó responder, apenas sentí el flash, cerré mis ojos y arrugué mi nariz—. Oh por Dios, que adorable. —lo escuché reír.

—Dámela. —extendí mis manos hacia él para ver si me la devolvía, y luego de un rato lo hizo.

Revisé las fotos que había tomado una vez más antes de apagar la cámara y dejarla sobre la mesa de noche al lado de mi cama. Hoy, honestamente, no he tenido la fuerza ni para levantarme de la cama, así que Chase decidió mudarse a mi cuarto por hoy y tratar de subirme el ánimo ya que también es nuestro cumpleaños número dieciséis. No sé por qué le emociona tanto cumplir años, a mí no me parecía nada espectacular. Solo pensaba: ¡woow, otro día más con vida! ¿Por qué lloraremos hoy?

Tal vez por Trip, pensé. Terminé con él hace unos días, quedamos en buenos términos y decidimos que era lo mejor, él quería cuidarme y yo estaba a punto de ser descubierto por mi padre, tenía miedo también porque vi que los chicos le empezaban a molestar en la escuela, y él se defendía, pero no quería que todo esto le fuera a afectar.

Aunque los acercamientos aún seguían, no sé si es porque aún nos queremos, tal vez sí, a veces siento que solo fingimos romper para intentar convencernos de que ya no somos novios, y seguimos abrazándonos, acariciándonos, las cosquillas en el estómago aún se sentían, las sonrisas y las miradas continuaban con la misma intensidad, seguíamos siendo Cristian y Trip, seguíamos enamorados el uno del otro.

A pesar de que nos veíamos a diario en la escuela, ya no hablábamos por teléfono, ni siquiera lo utilizo ya.

Me hacía mal pensar en que ya no puedo ir y decirle a alguien cercano: mira, él es Trip, mi novio. Ambos lloramos mucho cuando tomamos la decisión. Y como Trip se propuso ser "un ex intenso" me obligó a ver tres películas de Star Wars con su padrastro y su gato, se lo regalaron hace un mes más o menos, le puso Kiki de nombre. Ese gato me daba miedo. Se quedaba viéndome como si fuera atún con cebolla caramelizada. Luego maullaba y se iba. Entonces me di cuenta que los gatos no eran lo mío.

Esa noche, cuando el padrastro de Trip se fue a dormir, él y yo hablamos sobre los momentos que tuvimos, sobre algunos problemas, sobre cómo sería nuestra relación ahora, nos besamos, nos besamos un poquito de más, Trip ponía sus manos en donde no es socialmente aceptable mencionar... y luego tuve que volver a casa con una amenaza de Trip de que me secuestraría pronto. Al menos está cumpliendo con su palabra de ser el ex intenso.

El Puente de los Suicidios [REESCRIBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora