En esta historia nos ubicamos al finalizar el torneo del poder, en donde el Universo 7 saldría victorioso, y como deseo se pediría la restauración de todos los universos, comenzando a reaparecer cada uno en sus respectivos mundos. Jiren esperando en...
Entrenaron arduamente sin descanso con la ayuda de Yamoshi y Rahia, pese a que estos dos eran más fuertes los sayajin que les seguían por primera vez tendrían ese deseo de alcanzarlos, o incluso sobrepasarlos. Esas rivalidades que surgió entre ellos los ayudó a esforzarse más y a vovlerse aún más fuertes. A su vez, también prepararon su estrategia con la cual iban a hacerles frente a los ozarus.
Los días pasaron rápidos, pero lo suficiente para prepararse bien. El escenario de la batalla tomaría lugar sobre un terreno colinado, los sayajin sin cola por una parte estaban en la zona más baja del terreno con sus miradas hacía arriba a la espera.
La luna llena apareció, y en cuestión de segundos después el ambiente se tornó algo húmedo, el suelo se sacudía un poco, como si de un leve terremoto se tratara, pero cada vez se hacía más frecuente y fuerte. Hasta que luego se dieron cuenta de que se trataban de enormes pisadas de unas inmensas criatura que se acercaban.
Desde la cumbre más alta de las colinas, ellos aparecieron, revelando en un principio parte de sus cabezas, a la vez que iban avanzando se podía evidenciar con más claridad sus robustos y enormes cuerpos de bestias salvajes.
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Los dos guerreros que estarían al frente junto a los ¨sin cola¨, eran Rahia y Yamoshi, no parecían sentirse angustiados en lo más mínimo, ellos estaban preparados para la batalla, como si se trataran de dos grandes guerreros experimentados. En cambio, los sayajin detrás de ellos se mostraban un poco nerviosos, aunque no decididos a rendirse...
Una vez que la mayoría de ozarus habían cruzado las colinas y solo estaban a unos pocos kilometros de Yamoshi y sus hombres, éstos se detuvieron mostrando sus dientes y gruñendo ferozmente como bestias hambrientas de guerras.
Todos los ozarus a la vez liberaron un feroz grito de batalla que crearía una poderosa onda sónica acumulada capaz de hacer volar incluso los árboles que tenían en su camino.
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