El ambiente en la sala permaneció congelado mientras todos observaban a Waru con una mezcla de miedo y confusión. Los dioses de la destrucción intercambiaban miradas, nerviosos, mientras los ángeles evaluaban la situación con creciente ansiedad. El cuerpo inerte de Mojito, aún a los pies de Daishinkan, servía como un macabro recordatorio de que las cosas habían cambiado. Lo que antes eran solo advertencias y predicciones, ahora se manifestaba en la forma más tangible posible.
Whis fue el primero en moverse, dando un paso al frente con una determinación silenciosa. Su mirada, normalmente calmada y compuesta, ahora mostraba una seriedad profunda.
—Waru —dijo, con voz controlada—. No sé cómo lograste atravesar las barreras dimensionales, pero has cometido un grave error al caer tu solo aquí
Waru, sin embargo, no mostró signos de preocupación. Se limitó a sonreír detrás de su máscara, el brillo de sus ojos rojos intensificándose.
—¿Tu crees? —respondió con una calma perturbadora—. Oh, Whis... creo que no entiendes la magnitud de lo que está ocurriendo. Ya no hay vuelta atrás. La invasión ha comenzado, y este es solo el preludio.
Antes de que pudiera terminar la frase, Whis movió su báculo con velocidad asombrosa, apuntando directamente hacia Waru. Un destello de energía divina emanó del arma celestial, disparándose hacia el enmascarado con la fuerza de mil soles. La ráfaga de luz pura recorrió la sala, obligando a los dioses de la destrucción y otros ángeles a retroceder.
Pero el ataque nunca impactó.
Para sorpresa de todos, el cuerpo de Waru se desvaneció en un susurro, como si fuera hecho de humo. El rayo de energía atravesó su figura sin causar ningún daño, y al instante, Waru reapareció a varios metros de distancia, observando el lugar donde el rayo lo habría alcanzado, como si la escena le divirtiera.
—¿Realmente creías que sería tan fácil? —se burló Waru, girando su báculo con desprecio—. Su poder no tiene efecto sobre mí. He trascendido más allá de sus leyes.
Los murmullos de desconcierto se intensificaron entre los asistentes. Incluso Daishinkan entrecerró los ojos, intrigado. Era casi imposible que alguien pudiera ser completamente inmune a los ataques de un ángel.
—Esto no tiene sentido —susurró Champa, el dios de la destrucción del Universo 6, mirando incrédulo a su ángel, Vados—. ¿Cómo puede evitar el ataque de un ángel?
Vados no respondió de inmediato, pero su expresión mostraba una mezcla de preocupación y asombro. Los ángeles eran seres de poder absoluto, casi imposibles de desafiar en el ámbito de lo conocido. Sin embargo, lo que Waru acababa de hacer rompía todas las reglas.
Mientras tanto, Goku, que había estado observando la escena en silencio desde un rincón de la sala, entrecerró los ojos, como si algo en la situación le resultara extrañamente familiar.
—Eso... —murmuró para sí mismo—. Esa forma de moverse... ya la he visto antes. Vegeta, de pie junto a él, levantó una ceja, notando el tono pensativo de su rival y aliado.
—¿Qué dices, Kakaroto? —preguntó Vegeta, sin apartar la vista de Waru—. ¿Lo reconoces?
Goku asintió lentamente, frunciendo el ceño.
—No estoy seguro, Vegeta... pero siento que esto ya lo he vivido. Es como cuando peleé con... alguien que no era de este universo. Aunque su KI es distinto..
Vegeta apretó los dientes, sus instintos de guerrero encendiéndose.
—Eso no importa ahora —gruñó—. Lo que sí importa es que parece que nuestros ataques no funcionan contra él. ¿Qué propones que hagamos?
ESTÁS LEYENDO
Goku x Caulifla - Una continuación alternativa
FanficEn esta historia nos ubicamos al finalizar el torneo del poder, en donde el Universo 7 saldría victorioso, y como deseo se pediría la restauración de todos los universos, comenzando a reaparecer cada uno en sus respectivos mundos. Jiren esperando en...