Atrapado

13. ¿Quién se cree que es?

Al final tenía que aceptar que la habitación quedo bastante bonita y aunque a Conway le gustaba vanagloriarse de que su parte fue la que quedo mejor. Lo que hizo Volkov aún les dejaba alucinando. El comisario tuvo que volver a ir en varias ocasiones, ya que el diseño no logro terminarlo en un único día. Incluso llego tan lejos de hacer algunos diseños en la pintura que, al apagar las luces, brillaban en la oscuridad.

En cuanto Horacio vio el resultado, abrazo a Volkov llorando, sin parar de agradecerle, a lo cual él solo le dio unas tensas palmaditas en la espalda diciendo que no era nada. Conway tenía que aceptar que lo que hizo fue precioso, por lo que tragándose su orgullo, acabó por alabar también a un abochornado Volkov que solo asintió avergonzado por recibir tanta atención.

Después de terminar con la pintura, un eufórico Horacio prácticamente los obligo a que le ayudaran a decorar la habitación, teniendo miles de ideas en mente. El hecho de que el superintendente también dejara de acosar a Gustabo para que le permitiera ayudar le alegro muchísimo más, obviando que el gusto de decoración de Gustabo fuera pésimo, le hacía muy feliz que le ayudara con esas cosas. Todo iba de maravilla.

De no ser, porque Conway últimamente se notaba con una actitud demasiado decaída y nadie tenía idea de porque.

No se la pasaba gritando e insultando a todo el mundo como era habitual, estaba demasiado serio e indiferente y eso a más de uno le llegaba a incomodar. Podrían sonar masoquistas, pero preferían que estuviera insultando o golpeando gente para no tener que verlo de esa manera tan inusual. Resultaba perturbador.

Solo Volkov y Michelle parecían hacerse a una idea de lo que le pasaba.

Que la jefa del CNI felicitara a Horacio por el embarazo, no le sorprendió para nada, de hecho estaría bastante preocupado de que no se hubiera enterado, aun así, fue bastante incómodo que lo supiera, porque se sintió como si su madre se enterara de que quedo embarazado por accidente, siendo un adolescente, de un señor mayor. No era el caso, pero seguía siendo inquietante.

Después de eso incluso le llegaba a escribir de vez en cuando para preguntarle como estaba. A lo cual siempre le respondía casi de inmediato, ya que la mujer le daba algo de miedo, no lo iba a negar, por mucho que de vez en cuando salieran a tomar un café cuando ella lograba tener algún momento libre en su ajetreada agenda. Era extraño tener su atención, dado que parecía sentirse en parte responsable de lo que ocasionara Conway, a pesar de eso, agradecía la compañía.

Sobre todo en casos como esos, en los que tenía a Michelle junto a Volkov explicándole cosas que probablemente Conway no le diría por voluntad propia. No de momento, al menos.

Uno de los motivos para tenerle miedo a Michelle era que justamente estuvieran hablando en la cafetería en la que le vetaron la entrada a Horacio junto a Gustabo y que ahora le trataban con una inusitada amabilidad. Como pensaba antes, inquietante.

—Debe de estar afectado con todo el tema de decorar la habitación del bebé —explicó Michelle tranquilamente.

—Probablemente ya escucho antes que Conway estuvo casado y tuvo hijos, incluso creo que le vieron tener una regresión, ¿verdad? —ante el asentimiento inseguro de Horacio, Volkov continuó—. Bueno es posible, que por eso esté tan tenso. Debe estar preocupado, rememorando cosas del pasado.