21. Ir de compras para aconsejar

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Por mucho que Horacio no pudiera sacarse de la cabeza las palabras de Greco, trató de no darle más importancia al tema, prefiriendo concentrarse en sí debería decirle o no a sus compañeros de trabajo sobre su condición, solo que no había encontrado la ocasión para hablar con Conway al respecto.


O esa era la escusa que se daba, ya que la verdad es que le intimidaba bastante tratar el tema porque no sabía cómo podría reaccionar teniendo él, teniendo en cuenta el tema de su familia, además de no saber si quería involucrarse hasta ese punto, debido a que en todo el tiempo que Conway lo estaba acompañando nunca llegaron a conversar si presentaría al niño como su hijo o no.


Así que Horacio se hacía el desentendido e iba dejando el tema pasar.


Quizás debería de hablar de este tema con alguien más.


Y como caída del cielo, se sorprendió al encontrar a su jefa del CNI plantada en su puerta un sábado por la mañana.


—Buenas, Horacio —saluda con toda la tranquilidad del mundo, sin sorprenderse de que Horacio estuviera en ropa interior—. Vístete. Vamos a salir.


Horacio tardó un par de segundos en procesar sus palabras.


Puede que no fuera una orden como tal, pero cualquier cosa que dijera esa mujer era indudablemente intimidante y sentías la imperiosa necesidad de obedecerle. Así que un Horacio muy amedrentado solo asintió con confusión y camino de vuelta a su habitación como un niño pequeño, sin cuestionarle nada, dejando la puerta abierta para que entrara.


Al cabo de un rato volvió a salir, observando como Michelle se había puesto cómoda en la sala.


Ella alzó una ceja en cuanto le vio.


—¿Por qué una falda? —pregunta con curiosidad.


Horacio movió la falda, viéndole sin entender la pregunta.


—Pues los pantalones que tengo me molestan... Todos son muy apretados —explica como si fuera obvio, mostrando que la falda se estiraba en su cintura— Además, se me ven bonitas las piernas con esta falda...


Ella asintió en comprensión, pero luego cambio su expresión por una mirada severa.


—Si crees que te voy a dejar salir así, estás equivocado —regaña señalando sus piernas—. Ponte medias, está haciendo frío afuera.


Estaba seguro de que así se debía sentir un adolescente cuando le regañaban por querer salir con ropa inapropiada. Horacio una vez más volvió a su habitación sin cuestionarle nada, para salir poco tiempo después con unas medias y una gabardina. La falda disimulaba bastante su abdomen al no ser ajustada y con la gabardina se podía cubrir.


Michelle pareció satisfecha con el cambio por lo que salieron del piso hacia su auto.


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