18. ¿Me gustas? ¿Te gusto?

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A pesar de haber perdido la conciencia por la pérdida de sangre, la herida de Conway no era tan grave en comparación a muchas otras que tuvo con anterioridad, es por eso que se negó a tomar ningún tipo de reposo, alegando que no lo necesitaba.


Pero después de ver la absurda preocupación que mostraba Horacio, quien no se apartó de su lado en ningún momento después de que despertara, Conway termino aceptando tomar un descanso, así fuera de unos días hasta que su herida estuviera mejor.


Cuando estuvieron en casa, Horacio le cuidaba con igual o más dedicación de la que tuvo Conway cuando Horacio se lastimó la pierna.


La verdad que podría apañárselas bien solo, pero Conway tenía que aceptar que era agradable que alguien se preocupara tanto por él. ¿A quién no le gustaba que lo consintieran un rato?


Pero el trabajo no se hacía solo, así que iba adelantando algo de papeleo desde casa para no estar sobrecargado al volver a comisaria, el único inconveniente es que una vez terminado debía de entregárselo a Volkov y Horacio, por alguna razón, se negaba en rotundo a permitir que saliera de casa hasta que estuviera en condiciones.


O al menos ese era su argumento para decirle que lo iría a entregar él.

Porque Horacio era alguien que no soportaba estar quieto por demasiado rato y aunque le agradaba cuidar de Conway, quería salir, así fuera por un rato.


—No vas a salir, ni de puta broma.


El problema es que Conway no estaba para nada de acuerdo con eso.


—Si cree que me va a mantener encerrado, está muy equivocado —espetó Horacio de brazos cruzados.


Después de lo que paso, puede que no le haya regañado, ni nada por el estilo, pero el nivel de sobreprotección le estaba volviendo loco. Incluso los demás consideraban que estaba exagerando.


—¡Si es que tú eres un jodido peligro para ti mismo! —recriminó Conway alterado.


—¡No fue mi culpa! ¡Existir en esta ciudad es maldito peligro y aun así me sé defender perfectamente solo! —exclamó. Horacio tuvo que respirar profundamente para tratar de calmarse—. A ver Conway, sé que me secuestraron, pero fue únicamente porque yo no sentí que ellos fueran hostiles conmigo y yo no me quería arriesgar por el bebé de forma innecesaria. —Acaricio su abdomen inconscientemente—, en otras circunstancias les habría metido un tiro y me voy tan campante, que otra cosa no, pero disparar se me da puta madre.


Las palabras de Horacio no estaban logrando calmar a Conway en lo absoluto y se notaba en su semblante angustiado, que trataba de disimular sin conseguirlo.


—¿Y si ellos no te hubieran usado solo de rehén? ¿y si hubieran ido directo a matar o a hacerte daño? —cuestionó presionando el puente de su nariz con frustración.


—Pues que pase lo que tenga que pasar —argumentó—. Conway, la vida es como es y eso podría pasarme de una u otra forma, igual que puedo salir mañana y que me atropelle un camión de la basura en retroceso —ironizó.

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