1 // 12 de Octubre.

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«Hoy las lluvias pegan fuerte, probablemente haya una tormenta dentro de una horas. La temperatura es de 5 grados, por lo que recomendamos quedarse en casa o salir muy abrigado. No es recomendable salir a la calle, ya que oscurece más pronto y últimamente se han dado una serie de desapariciones y algunos cuerpos encontrados en áreas...

Dong-Hyun abrió los ojos.

Se encontraba sentado en lo que parecía un sofá de terciopelo, con su cabeza apoyada en el respaldo del mismo, mirando hacia arriba. Sintió un fuerte dolor en la nuca (seguramente debido a su mala postura) y se encontraba desorientado. Tenía la asquerosa sensación del sudor recorriendo todo su cuerpo, especialmente su frente, y su respiración era irregular.

Miró al rededor con desgana. Muebles de madera, algunos cuadros colgados en la pared, una mesa de cristal...estaba en su propia casa.

A pocos metros de él estaba Jung Hye, quién hablaba con alguien por teléfono mientras se paseaba nerviosa por la sala mordiéndose las uñas. Su voz era lo único que se escuchaba en la sala, junto a la radio.

-Está bien -escuchó decir a la chica en voz baja-, por favor, avíseme cuando sepa algo.

Jung Hye colgó el teléfono mientras un largo suspiro escapaba de su boca. Buscó en el cajón de un escritorio hasta dar con una goma para el pelo y se hizo una pequeña cola para apartarse el cabello de la cara.

-¿Hay noticias? -Dong-hyun no se molestó en mirarla, se sentía demasiado cansado como para moverse en aquel momento.

Sintió como el sofá se hundía un poco a su izquierda, Jung Hye se sentó a su lado, cruzándose de brazos.

-No, no hay noticias -dijo con la voz quebrada.

Dong-hyun finalmente alzó la cabeza y se frotó las sienes. Sentía que se le subía la sangre a la cabeza y palpitaba un poco. Le dolía, su mente no había parado de dar vueltas esos últimos días y no había nada que él pudiera hacer.
Se sentía inútil, como una persona con disfuncionalidad en los brazos o piernas o como una persona mayor.

Su hermano había desaparecido hace una semana y él había sufrido de imsomnio; apenas podía dormir. No sabía que era lo que le había ocurrido a su hermano menor, pero a pesar de los ánimos que le había dado Jung Hye, las esperanzas de encontrarlo cada día iban disminuyendo, poco a poco.

-Cariño-la chica le acarició el pelo con tranquilidad-, estoy segura de que él está bien. Deberías descansar, llevas tres días sin apenas dormir. Estás muy pálido.

Dong-hyun había perdido la cuenta de las veces que su mujer le había dicho aquello. «Él está bien», «No te machaques, cariño, estoy segura de que no le ha pasado nada grave», «Seguro que al final todo ha sido solo un susto», «Él volverá». Miró a Jung Hye con sinceridad, él sabía que en el fondo ella estaba preocupada también. Probablemente solo trataba de convencerse a sí misma de que todo aquello no era tan grave como pintaba. Pero ella estaba nerviosa, Dong-hyun lo sabía. Ella tenía el mal hábito de morderse la uña del dedo pulgar cuando estaba nerviosa.

A pesar de todo, trataba de afrontar aquello con una sonrisa.

Esa era una de las cualidades que más le había atraído de ella desde que se conocieron; Jung Hye era una chica positiva, nunca se rendía, jamás de daba por vencida. Siempre sonreía. Pero por alguna razón, esa sonrisa le estaba molestando en aquel momento. Se volvía insoportable.

-No voy a descansar -dijo finalmente-, no hasta que encuentre a Dong-young -hizo una pausa y la miró a los ojos-. Él no va a venir, Jung Hye -el chico negó con desgana-; si no lo encontramos será el fin.

𝑮𝒖𝒊𝒍𝒕𝒚 // 𝐽𝑎𝑒𝑑𝑜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora