Tu perfección, mi perdición.

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CAPÍTULO 68

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—¿Entonces todo arreglado?—dice Jake, dándome besos en el cuello, y yo le acariciaba el pelo. Casi no le di importancia a su pregunta, estaba centrada en sus besos, lo único que hice fue asentir, y Jake paró.—¿Vamos ya a la cama?

No sabia exactamente a cual de las dos formas de "ir a la cama" se refería, pero quise aclararle cual de las dos quería yo.

—Si, estoy cansada. Recuerda que mañana trabajo, y de tarde tenemos entrenamiento ¿no?

Jake asintió con una sonrisa, pero con una mirada que expresaba decepción, y supe a cual de las dós formas de "ir a la cama" se refería.

Cuando llegamos arriba, miro mi cama. Y un recuerdo me invade tanto, que casi parece que lo estoy viendo.

Recuerdo cuando Jake le pegó un puñetazo a Josh. Ese día dormí con el, en mi diminuta cama en la cual casi no cabíamos. Si no cabíamos Josh y yo, ¿Cómo voy a dormir aqui con Jake?

Veo unos dedos chasquear delante de mi, y abandono mis pensamientod y vuelvo a conectar con el mundo. Miro a Jake.

—¿Me va a tocar dormir en el suelo?—dice, con una media sonrisa, que casi me hace replantearme si "quiero ir con él a la cama". Casi.

—Parece ser que sí—digo, devolviendole la sonrisa, el mueve la cabeza, y yo tiro de las sábanas de la cama para prepararla. Mientras acomodo la cama, hay silencio. Yo sigo pensando en el día en el que dormí con Josh, y no le presto atención a qué hace Jake.

Cuando le miro, se quita la camiseta, cuando ve que le estoy mirando, pone los brazos en jarras y empieza a subir y bajar los pectorales uno despúes de otro, subiendo las cejas. No puedo evitar reirme, y siento que hacía tiempo que no me reía tanto. Él se quita tambien los pantalones, y se queda en calzoncillos. Una corriente de calór me sube por todo el cuerpo.

Dios mío, ¿Por qué es tán irresistible? ¿Por qué tengo la suerte de tenerle?

Jake se tumba en la cama, y pone sus manos detrás de su cabeza.

Simplemente es perfecto, estoy segura que si fuese escultora, ahora mismo me estaría volviendo loca esculpiendo la piedra.

Me dirijo a entrar a la cama, y Jake me para.

—¿No tienes calor?—dice, con esa medía sonrisa que me deja sin voz. Miro mi ropa, no estoy tán abrigada, pero veo por dónde van los tiros. Pero no va a conseguir lo que quiere, aún sigo algo enfadada. Aún así, me quito la camiseta y los pantalones, y me quedo en ropa interior, al igual que él. Y él sonrie, mirandome de arriba a abajo, y siento vegüenza.—Ven.

Miro la forma de que cojamos los dos en la cama, sin que tenga que tumbarme encima de él, ya que puedo acabar dejando que gane, y no quiero.

Jake está a la derecha ocupando dos tercios y medio de la cama. Él si que pretende que me tumbe encima

Me tumbo de lado derecho y paso mi pierna por encima de Jake. Pongo mi manos en su abdomen, y mi cabeza en su pecho. Él sigue con las manos detrás de su cabeza. Me mira con cara de "¿Con qué esas tenemos, eh?", y veo que acaba de empezar la guerra.

Él intenta calentarme para que lo hagamos, y yo intento calentarle, para que luego no lo hagamos.

Le acaricio el pecho, casi no tiene grasa, es todo músculo cubierto de una fina capa de piel morena. Jake inspira hondo, y empieza a hablar.

—¿Cuantos años tienen tus padres? Son muy jóvenes—No esperaba que preguntase eso, pero es un tema del que no me molesta hablar. Lo cierto es que todos preguntan lo mismo.

—Mi madre tiene 39, y mi padre 41.

—Entonces tuvieron a Ben cuando eran muy jóvenes, ¿no?

—¿Quieres que te cuente su historia?—Le digo, antes de contestar a su pregunta, ya que puede pensar lo que cualquiera pensaría.

—Por supuesto—Dice, sonriendo, y mirandome con sus preciosos ojos negros.

—¿Que piensas si te digo que lo mejor que le pasó a una joven de 16 años es tener un bebé?—Miro a Jake, que abre los ojos, y se encoje de hombros. Yo sonrío un poco.—El padre de mi madre quería un niño, era muy machista. Nunca trató bien a ninguna mujer. Y la madre de mi madre, no quería tener hijos, pero al parecer, mi madre llegó por sorpresa. Desde antes de que ella tuviese consciencia, los dos la maltrataban, todos los dias de su vida por cualquier cosa.

La mandaron un tiempo a estudiar a San Diego cuando tenía 16 años, dónde conoció a mi padre, él tenía 18. Se enamoraron totalmente—Hice una corta pausa, Jake me miraba atento, y me hizo sentir bien que le interesase.—Cuando quedaban unas semanas para que mi madre volviese a España, le entró depresión, no podía volver a esa casa, y sus padres no la dejarían quedarse en Estados Unidos. Ella no soportaba la idea de pasar un segundo más en aquella casa, y decidio contarle todo a mi padre, para que la ayudase. Llegaron a la conclusión de que sus padres no consentirían que tuviese un hijo siendo tan joven. Entonces, pensaron en la oportunidad que tenía de escapar de allí. Entonces lo intentaron, y lo consiguieron. Cuando volvió a España, sus padres le echaron de casa, y ella volvió a San Diego junto a mi padre. Él ya trabajaba, y vivía con su madre. Mi abuela ayudó a mi madre con el embarazo y mi padre traía el dinero a casa. Tuvieron complicaciones, pero Ben salvó a mi madre.

—Increible. Que historía mad bonita, Jenn—dice Jake, con una sonrisa dulce.

—Creo que por eso mi madre tiene a Ben tán mimado. Cuando mi padre tuvo un buen trabajo, mi madre volvió a estudiar y cuatro años después, decidieron tenerme a mi.

Jake sonrió, y bajó los brazos. Y me abrazó con uno.

Se quedó un rato mirandome, en silencio.

—Eres preciosa—dijo, y fue bajando su mano por mi cintura. Y yo me di cuenta, de que no había razón alguna por la que aguantar las ganas, y me senté encima de él, y le besé, rápido y fuerte. Él bajó aún más sus manos de mi cintura.

—"Vamos a la cama".

Le dije, y él sonrió, sarisfecho de haber ganado la guerra.

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