Capítulo IX

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Por supuesto, Hanna había corrido directo a un callejón cercano para transformarse e irse tras de Ember, que no había aparecido en todo el día, cosa extraña ya que si iba a conquistar este mundo, necesitaba seguir trabajando en estos humanos, aunque por lo que dio cuenta, pese a que sus padres estaban al tanto de la situación, no podían hacer nada más que encerrarlos en sus habitaciones, dónde varios de ellos tenía sonando la música de Ember, aclamando su nombre. Realmente quería encontrarla, tener detrás de su cola fantasmal al chico fantasma no era algo con lo que quisiera lidiar siempre, ya que la confundía demasiado y, bien podría interferir con sus planes (que no eran muchos, sólo ayudar a su padre en medida de lo posible). Voló por los alrededores sin encontrar nada así que se dispuso a buscar en lugares abandonados.

Danny se mantuvo absorto en la imágenes hasta que un extraño sonido lo sacó de sus pensamientos, buscando el sonido, se topó con Sam en su ventana, así que caminó hasta ahí y abrió.

― ¿qué haces aquí, Sam?

― ¿No es obvio? Déjame pasar―el ojiazul se hizo a un lado e ignoró cuando Sam no pudo apoyarse y cayó de cara al suelo

―Oh, ¿necesitas ayuda? ―y sólo la miró levantarse, claramente enojada, pues lo fulminó con la mirada

― ¿Qué estás haciendo? ―pero al mirar a la computadora, se sorprendió

―Ya que Iris no está aquí, pensé...―señaló el computador―cómo sea, no me has dicho que haces aquí.

―Vengo a hablar contigo, necesito tu ayuda para borrar a esa tal Ember, cosa que se supone ti deberías estar haciendo.

―No puedo, estoy castigado―bufó

―Aja... ¿tus poderes fantasmas solo están de adorno? Pero antes de eso ¿te gusta Hanna?

― ¿Qué? ¡No! ―por supuesto, la suspicaz chica no dejó pasar que ambos contestaron lo mismo y el sonrojo visible eran delatores―sólo es una gran amiga, como tú o Tucker

―Danny, has estado actuando como un tonto alrededor de ella, no tanto como con Iris, pero es muy cercano.

― ¿Qué? ―el mencionado se mostró muy sorprendido―yo... no tenía ni idea.

―Mira Danny, sólo quiero que sepas que cuentas con todo mi apoyo, pase lo que pase―dijo de manera sincera, colocando ambas manos sobre sus hombros―pero por el amor de dios ¡deja de actuar como un idiota! ―dicho esto, lo zarandeó ligeramente―ahora sígueme, tenemos que hacer algo con respecto a Ember, no sabemos lo que puede estar tramando.

―Uh... creo que mencionó algo sobre transmitir su concierto en vivo alrededor del globo y conquistar el mundo.

― ¿Y no has hecho nada al respecto? ―lo soltó, escandalizada

―Es que no puedo dejar de pensar en Iris―suspiró enamorado volteando a ver el computador

―Tsk―se acercó al aparato y lo apagó

― ¡Oye! ―se quejó el adolescente dispuesto a encenderlo de nuevo, luego de acercarse, pero Sam no lo dejó

―Tu vienes conmigo ¡héroe de pacotilla bueno para nada!

Sam lo arrastró por todo el cuarto hasta la ventana y poco faltó para lanzarlo de esta, lo hizo bajar la escalera, aún bastante renuente, al hacer lo mismo y estar ambos en el suelo, fueron por Tucker para que les ayudara a buscar la manera de detener a Ember. Por supuesto, el moreno aún estaba bajo la influencia de la cantante, por lo que no les quedó más remedio que recurrir a medidas drásticas, o al menos, a Sam no le quedó de otra, por que Danny buscaba la posibilidad de huir y buscar a la fantasma que realmente le interesaba, oportunidad que halló cuando la gótica tuvo que poner todo su empeño en quitarle lo atontado al moreno, transformándose y huyendo por el techo.

La hija de Vlad Masters.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora