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—¡No me vomites las zapatillas! —gritaba alguien desde la fila de adelante, creo que es Kageyama —¡HINATA, ERES UN IDIOTA! —concluyó. Si, es Kageyama.

—¡L-lo siento! ¿A ti no te da asco la película? —preguntó la mandarina.

Reí ante el comentario, nunca me habían dado asco ese tipo de películas.

Kageyama chasqueó su lengua y se dirigió a los baños insultando a Hinata, quien iba detrás de el suplicando seguir con vida... ¡que dúo!.

—Tengo un poco de sueño —le susurré a Kōtarō, cerca de su oreja.

Me miro con una sonrisa pícara y se puso en pie, extendió su mano y la tomé.

—Vamos a dormir —dice con una sonrisa, guiñándome un ojo.

Salimos del gimnasio tomados de la mano... después me preguntó porque todos piensan que somos pareja, pero no me molesta en absoluto. Estar con Bokuto, poder tomar su mano, escuchar su voz, son cosas tan chiquitas, pero en mi corazón tienen un gran impacto.

Se detuvo en seco en un pasillo y volteó a mi, me abrazó mientras posaba una de sus manos en mi cabeza y la otra en mi cintura. Correspondí al instante.

—Soy muy feliz estando contigo —susurra.

Me quedo unos largos segundos en silencio. No es porque no tenga nada que decir, sino porque estoy buscando las palabras correctas para expresarle todo lo que siento.

—Bokuto —digo llamando su atención, éste me mira. Sus ojos brillan —, cuando estoy con vos... estoy completa.

Sus labios se extendieron en una sonrisa y acercó su rostro al mío para poder unir nuestras bocas en un beso. Al besarlo siento muchas cosas dentro, en mi estómago, siento las tan famosas "mariposas" que dicen por ahí... así como Bokuto tiene sus debilidades, él se convirtió en la mía.

—¡WOOUUU! —se escucho un grito de felicidad a un lado nuestro —, como me gusta verlos felices —agrega Kuroo, abrazándonos a ambos.

Nos reímos ante la situación, al parecer estuvimos un largo rato en ese pasillo, la película ya había terminado.

Una vez en mi habitación, me dispuse a ponerme el pijama... ahora si pensaran que somos novios.
Bokuto fue a buscar su ropa de dormir y cuando regresó, juntos fuimos a lavarnos los dientes.

—E eda mu ien —dijo. Pensándolo un rato, lo entendí. "Te queda muy bien" dijo, refiriéndose al pijama.

—Ya lo habías mencionado creo —digo entre risas —, ¿enserio dormirás conmigo?

—¡Claro! —responde con una gran sonrisa —, ¿o no quieres?

—Si, claro que si —me apresuré a decir.

Ambos reímos, terminamos de hacer lo nuestro y nos dirigimos nuevamente a la habitación, no sin antes cruzarnos con ¡TODO EL CAMPAMENTO! tsk... y yo llevó su remera... esto se ve mal...

—¿Akira? —una voz femenina habla a mis espaldas. Volteó y puedo ver a una Yachi con un adorable pijama de conejito.

—Ey Yachi, ya es un poco tarde ¿no? —sonrío nerviosa —, creo que ya debemos ir a do-

—¿Esa es la ropa de Bokuto-senpai? —preguntó interrumpiéndome. Mi cara se tornó roja... no, violeta, verde, azul, no sabia donde meterme, que vergüenza.

—Si —dice una voz masculina detrás de mi —, es mía, ¿no le queda hermosa? —agrega, abrazándome por los hombros.

—¡Si! —responde la pequeña coneja rubia, con una gran sonrisa —, son una pareja hermosa Bokuto-senpai, ya debo irme, Shimizu esta esperándome ¡adiós! —terminó.

Salió corriendo sin siquiera dejarnos despedirnos. Quedé sin palabras, puedo jurar que hasta no estoy respirando.

—¿Qué opinas? —pregunta Bokuto.

—¿Sobre qué? —devolví la pregunta.

—De que somos una hermosa pareja... —dijo con una gran sonrisa en su rostro.

A simple vista no se notaba, pero si lo veías con detalle, sus mejillas tienen un ligero tono carmesí... está sonrojado.

—Opino que probablemente tiene razón, pero ¿somos pareja?

—Tiempo al tiempo —dijo sin dejar de sonreír, retomando el camino a mi habitación.

Supongo que tiene razón, quiero que me pida para que seamos pareja, pero quizás sea muy pronto. O estoy ansiosa porque todos piensan que somos pareja... la amistad entre el hombre y la mujer existe, ¿no?

Volvimos al cuarto, por suerte no nos encontramos a ningún entrenador por los pasillos... eso si hubiera sido un gran problema. De hecho, ni siquiera creo que esté permitido que Bokuto duerma conmigo, pero si nadie sabe, no habrá problema.

Me recosté en mi cama y revisé mi celular, las chicas ya habían comenzado a enviar mensajes...

Sonreí al ver que me enviaron la imagen del amistoso perro que interrumpe nuestros entrenamientos, siempre le damos de comer y lo cuidamos cuando podemos.
Continúe observando el resto de imágenes y mensajes que me habían enviado. Es reconfortante, las siento cerca todo el tiempo.

Apague mi celular y lo dejé a un lado, distendí la cama y me arropé. Bokuto esta buscando algo en su bolso, supongo que ya vendrá.
Me di la vuelta para que la luz no me diera directo en la cara y cerré mis ojos. No podía dormir por el ruido y las constantes risitas que daba de vez en cuando... si no quisiera que me abrazara mientras dormimos, ya lo estaría dejando dormir fuera.

—Akichan —dijo en voz baja —, ¡Akichan! —repitió, ahora más fuerte.

—¿Que ocurre? —pregunté seguido de voltearme para verlo.

Con un ojo abierto y otro cerrado, acostumbrando mi vista a la luz, pude ver a Bokuto arrodillado en la cama frente a mi. Tenia un ramo de rosas rojas en sus manos.

—¿Qué...

No alcancé a decir una sola palabra, comenzó a besarme.

—Te amo, Akira —dijo alejándose un poco.

Sonreí por instinto, me hacía muy feliz escuchar eso.

—Yo también te amo, Kōtarō —dije.

Dejó el ramo de rosas en el suelo y se abalanzó sobre mí, su respiración roza la piel que cubre mi cuello y me hace sentir cosquillas. Pase mis manos por su nuca para volver a besarlo.
Se tumbó a mi lado, ambos estamos muy cansados por el día de hoy, fue muy movido.

Me giré y quedamos frente a frente.

—¿Puedes repetirlo? —pregunta haciendo puchero, como decirle que no con esa carita.

—Te amo —respondí cerca de sus labios para luego besarlo.

Me di la vuelta para dormir y sentí como deslizaba su mano por mi pierna, siguiendo por el músculo, caderas, hasta llegar a mi cintura y envolverme en un abrazo. Podía sentir su miembro, ya que solo llevábamos ropa interior... que difícil es dormir así.

Un ángel perdido | Kōtarō BokutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora