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—¡Akaashiiiiiii! —gritó un muchacho corriendo en dirección mía, pero, al parecer no me esta viendo a mi, sino sobre mi.

Voltee por curiosidad para ver que era lo que ocurría. Un chico de pelo negro, bastante serio, estaba en el medio del pasillo. Su expresión cambió de repente, se lo notaba asustado, no entendí muy bien porqué hasta que mi compañera de hockey llamó mi atención.

—¡Akira-senpai! —dijo mi compañera, asustada.

En un abrir y cerrar de ojos tenia al chico que gritó primero, sobre mi. Chocó conmigo, lo normal, mido menos de 1.60, ¡NO ME VIO!

—Lo siento, lo siento, lo siento —decía mientras se ponía en pie y extendía su mano en dirección mía.

—Ni lo menciones —dije de mala gana, tome su mano y me ayudó. Su cara me sonaba muy familiar, ojos de búho, cabello en punta, blanco y negro, un agarré muy fuerte y... maldición, ¡¡y qué físico!!—, si hoy no tuviéramos partido, te diría que te la quedes, pero ¿podrías devolvérmela?—dije, un poco divertida, refiriéndome a mi mano, me soltó de repente, se notaba nervioso.

—L-Lo siento —volvió a decir—, me llamo Bokuto Kōtarō, un gusto—añadió, con una reverencia.

—No es necesaria tanta formalidad —dije alegre—. Mi nombre es Katō Akira, el gusto es mío.

Por un instante nos quedamos mirando fijamente, no lograba entender porque se me hacia tan familiar, pero su nombre no lo reconocía.

—Katō-senpai, ¿eres tú? —preguntó confundido.

—Si, la misma —respondí divertida, soy la capitana del equipo de hockey, estaba acostumbrada a que la gente me conozca sin saber quienes eran.

El chico búho se quedó boquiabierto y miro por encima de mi, esta vez no me di vuelta, asumí que estaba mirando a su amigo.

—¡Akaashi! ¡Es Katō-senpai! —gritó. A este punto yo ya estaba bastante confundida.

—Katō-san —dijo su amigo, quien supongo que se llama Akaashi, haciendo una referencia—, el entrenador del equipo de voley quiere hablar contigo.

Me despedí de mi compañera de equipo, advirtiéndole que quería verla en el entrenamiento previo al partido, y fui al gimnasio de voley con ambos muchachos, sinceramente no sé que quiera el entrenador. Lo más probable es que sea algo administrativo, como los detalles del partido de hoy, ya que nosotras no tenemos alguien que nos entrene. El profesor de gimnasia hace lo que puede, pero si no hubiéramos ganado el último partido, seguramente nos habrían informado que el club de hockey debía cerrar.
Afortunadamente, desde que entré al equipo, siempre motive mucho a las chicas para que no bajen los brazos, así es como ahora, en segundo año, me convertí en la capitana más joven que tuvo este equipo. Me eligieron al final del ciclo escolar de primero. Mi vida siempre había sido el hockey y estaba muy feliz por esta oportunidad así que no planeaba decepcionar a nadie.

—Esperen afuera —les informó el profesor, una vez entramos al gimnasio.

La extraña sensación de que conozco a Bokuto-san volvió a mi. El profesor se sentó en las gradas y me indicó que me sentara a su lado, así lo hice.

—Quiero pedirte un favor, Akira —dijo, soltando un suspiro, me sorprendió que me llamara por mi nombre, pero, después de todo, él fue mi padrastro durante mi niñez, así que no me molestaba. Se lo notaba cansado —. Todavía no tenemos manager y la semana que viene tendremos un campamento —esto empezaba a oler mal —, me preguntaba si... ¿podrías acompañarnos? Si quieres puedo hablar con tu madre, le contaré todo, pero no puedo cuidar a estos chicos yo solo —volvió a suspirar —, en especial a Bokuto-san, es un chico muy agradable y bueno, pero me cuesta entender sus cambios de humor —lo escuchaba sincero, no me pareció mala idea, quería conocer más a Bokuto, saber quién era y porqué siento esto tan extraño —, además, se que conoces a Konoha-san.

—Eso fue hace mucho tiempo, senpai —dije entre risas, Konoha era mi mejor amigo de la infancia, pero con el tiempo y las obligaciones nos fuimos distanciando así que con el pasar de los días no volvimos a hablar más —, esta bien, entrenador Keiji, hable con mamá. La próxima semana el equipo de hockey justo no entrenará, así que podré acompañarlos, ¿Dónde será?

—Aquí mismo... bueno, aquí cerca, todavía no sabemos quien asistirá, pero es seguro que el Nekoma vendrá, siempre es bueno entrenar con ellos —dijo, entregándome una sonrisa.

Es verdad, el Nekoma era bueno. Fui a varios torneos que jugaron contra el Fukurodani y casi se nos hacia imposible pasar a su bloqueador central, Kuroo, el gato, Tetsurō. Me emocionaba poder verlo jugar tan de cerca, la flexibilidad que tiene en la cancha es la que yo necesito en la mía, quizás pueda aprender un poco.

Le agradecí al entrenador por esta oportunidad y, luego de desearme suerte en el partido de hoy, salí del gimnasio, encontrándome con Akaashi y Bokuto. Ahora que senpai me hizo recordar a Nekoma, creo que recuerdo a Bokuto-san por los patidos, después de todo él es el capitán del equipo de aquí, entonces siempre estaba ahí. Aunque la sensación no para.

—¿¡Y bien!? —preguntó Bokuto-san, eufórico, acercándose muy rápido a mi —¿Irás con nosotros? —sus ojos color oro... se sentía como si estuviera observando dentro de mi, como si estuviera viendo mi alma. Baje la vista, me sentí avergonzada por un momento, eso no era común en mi.

—Bokuto-san, aléjate, la estas asustando —habló Akaashi y Bokuto le hizo caso —¿Irás, Katō-senpai?

—Llámenme Akira, por favor —dije, desvíe mi vista a Bokuto y añadí: —, si, espero poder ir.

Un ángel perdido | Kōtarō BokutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora