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Decidí ignorarlos y continuar con la preparación de las pizzas, sino no comíamos. El resto del equipo estaban bañándose y preparándose para la cena.

—¿Qué hago? —preguntó Kōtarō con cara de confusión, mirando la masa.

—Amasar —dije de mala gana.

No estoy enojada con él, pero si creo que me trató muy mal antes y estoy un poco molesta.

—¿Podrías explicarme? —volvió a preguntar, esta vez mirándome y haciendo puchero. Tsk, idiota, sabe que no puedo decirle que no con esa carita.

—Bien —dije ignorando su gesto.

Tomé un pedazo de la masa y comencé a amasarlo y posteriormente estirarlo. Bokuto imita cada paso que hago, hasta si me rasco la nariz con el ante brazo, él lo hace. Es tan tierno.

Akaashi parece que se estaba aburriendo, tomó un poco de harina y me la aventó ¡EN EL CABELLO!

—¡LA CON...

—¡Hey! —me interrumpe Bokuto —, sin malas palabras.

—...fiteria de acá la vuelta! —termino —, más te vale que tengas cuidado cuando duermas Keiji —agrego desafiante.

Ambos no paraban de reírse de mi. No me dejan más opción. Tomé harina y se las aventé en el rostro. Comenzaron a toser porque como se estaban riendo, tenían sus bocas abiertas... ¡idiotas!

—Espero que los dos puedan dormir bien —dije enojada.

—Claro que dormiremos bien —dijo Bokuto, acercándose a mi. Supongo que intentaba quedar sexy, pero con la cara llena de harina se me hacía imposible no reír.

—¿Por qué me lo dices a mi? —pregunté desafiante, comenzando a acercarme yo, provocando que el retroceda.

—No sé —responde nervioso, pasando su mano por la nuca —, esperaba que pudiéramos dormir jun...

—¿¡Cuánto falta!? —preguntó Hinata entrando a la cocina, interrumpiendo a Bokuto.

—Ya casi —le respondo con una sonrisa —¿Quieres ayudarnos? Creo que la necesitamos un poco —dije haciendo hincapié en que estamos llenos de harina.

Hinata se apresuró con una gran sonrisa, es un chico tan agradable y su sonrisa transmite toda esa felicidad que tiene.
Con ayuda de Hinata y Tanaka, otro chico del Karasuno que llegó un poco después que la mandarina, pudimos terminar a tiempo y servir la cena junto con todo el equipo.

—¿¡Podemos ver una película luego de la cena!? —preguntó entusiasmado Noya. Todos comenzamos a cuchichear que sería una genial idea.

—Si las managers tienen ganas de cuidarlos... —habló Ukai.

—¡CLARO! —gritamos todas al unísono, sería divertido.

—Bien —dijo suspirando Yamiji-senpai —, mañana los quiero despiertos a todos a las siete de la mañana para el desayuno. El que no está, no come hasta la hora del receso que será a las dos de la tarde —agregó con una sonrisa —. Nosotros iremos a dormir, ¡buena suerte!

Comenzamos la cena, luego de que el resto de equipos agradeciera a Fukurodani. Me senté junto a Keiji, Bokuto estaba enfrente nuestro, no le prestaba mucha atención y hablaba más con el resto del equipo. Con una disculpa puedo dejar de ser indiferente, pero no estoy segura de que Kōtarō sepa lo que hizo.

—¡Está delicioso, Akira-chan! —exclamó Konoha, el resto del equipo asintió con la boca llena y yo les sonreí.

Pude ver a Bokuto de reojo, su expresión era nula, supongo que le molestó un poco que Konoha diga eso... o tal vez no le importó, no lo sé.

—Gracias —le respondí —, pero lo hicimos todos juntos.

Seguimos comiendo en medio de gritos, risas y chistes.

—¿¡Qué les parece si elegimos una película!? —preguntó Shimizu Kiyoko, una de las managers del Karasuno.

Todo se volvió un completo desastre, algunos querían ver películas de terror (claramente yo estaba en ese grupo), otros películas de acción, aventura, todo era un caos.

—¡Tengo una idea! —dije en voz alta, pero solo unos pocos me escucharon.

—¡Cierren sus malditas bocas! —dijo Tanaka, llamando la atención de todos. Su expresión sombría daba miedo —, Akira-san quiere hablar.

—G-gracias —respondí con temblor —, tenemos una larga semana por delante ¿Cuántos quieren ver películas de terror? —pregunté.

Más de tres cuartos de los presentes levantaron su mano, esta claro que somos más.

—Dado que más personas quieren ver de terror, ¿por qué no vemos de terror? —volví a preguntar con una sonrisa —, y sí mañana no tenemos sueño, vemos otro género y así el resto de los días ¿qué les parece?

Todos se miraron unos segundos. A los amantes del terror no nos convence mirar una sola noche películas del género, pero es algo que debíamos sacrificar para una convivencia sana... y en lo posible pacífica.

—A mi me parece una gran idea —dijo una chica rubia... Yachi Hitoka, si no me equivoco es la otra manager del Karasuno.

Todos asintieron y nos dispusimos a elegir la película, eso no fue tan complicado ya que el lugar no disponía de muchas películas de terror. Decidimos poner saw III y al que se asustaba, le haríamos lo mismo que en las películas (claro, no literalmente).

—¿Puedo sentarme contigo? —preguntó una voz masculina, una voz que extrañaba escuchar.

—¡Claro! —respondo con una sonrisa, haciéndome a un lado.

Bokuto se sentó a mi lado y me abrazó, no podía no corresponderlo. Sus abrazos se sientes tan bien, como ver el atardecer en una playa desierta, escuchando el mar y ver, a lo lejos, a los delfines jugar... eso se siente abrazarlo, sentir su cuerpo, su calor. Simplemente es algo mágico.

—Lo siento —susurra en mi oído.

Era todo lo que necesitaba, no me gusta estar alejada de él, no me gusta ser indiferente.
Asentí, en señal de que todo esta bien, y me apoyé en su hombro, mirando la pantalla.

La película comenzó, y los murmullos entre el público también. Son insoportables, pero me caen muy bien.

—¿Por qué eligieron esta película? —preguntó Bokuto.

—¿No es obvio? Esto les haré en la noche, o quizás en la siguiente, o la siguiente, por llenar mi cara y mi pelo con harina —conteste sin apartar la vista de la pantalla.

Kōtarō me miró sorprendido. Sabia que no iba a hacerles exactamente eso, pero que algo terrible iba a hacerles.

—Yo que ustedes pregunto si se puede cerrar la puerta con llave —susurré en su oído.

Mi amenaza tuvo un efecto contrario al que esperaba.

—Si se puede, ¿acaso estás sugiriendo que durmamos juntos? —preguntó.

Le dediqué una sonrisa, me gustaba ese plan. Tenerlo cerca iba a hacer más fácil mi venganza, aunque Akaashi... está un poco lejos.

Un ángel perdido | Kōtarō BokutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora