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Decidimos que iría con un vestido de verano y una campera de jean. Estaba vestida igual que el clima. Busque entre mis lentes de sol alguno que combinara con el vestido.

—¿Te parece necesario? Es de noche —dijo mi mamá. Es verdad, llevar lentes de sol cuando no hay sol era algo estúpido.

—¿Existen los lentes de luna? —pregunté divertida.

Guarde los lentes de sol en la mochila, si me sentía incómoda simplemente podría volver a ponérmelos y se acababa el problema.
Ya estaba lista, solo faltaba algo... más bien alguien: Akaashi. Decidimos ir juntos ya que no vivía muy lejos de mi. Aún era bastante temprano así que decidí acostarme, mi cama olía a helado de vainilla... o quizás sólo estoy extrañando a Bokuto-san.
Tocaron a la puerta, ya era hora.

—Buenas noches, Akaashi —dije con una sonrisa mientras abría la puerta.

Nos despedimos de mi mamá y marchamos rumbo a la casa de Bokuto. Fuimos lento, no teníamos prisa, la fiesta comenzaría dentro de tres horas, pero Bokuto quería que fuéramos primero.
Pasamos por una florería y compre una rosa blanca, quería regalarle una desde que lo conocí. Cuando salimos de la florería tomamos el tren hasta la estación contigua a esta, que es donde él vive.

Akaashi me estuvo contando las cosas divertidas que siempre hacían y las veces que se perdió cuando recién se conocieron. Es verdad, el camino era difícil, no sé cuantas veces doblamos a la derecha y a la izquierda, pero no vamos más de dos cuadras en linea recta, esto es un laberinto.

—¡Akira-chan! ¡Akaashi! —dice un miembro del equipo, acercándose a nosotros.

—Washio-san —saluda Akaashi. Hago lo mismo.

Parece que nos tomamos muy a la ligera eso de "ir lento". Cuando llegamos Bokuto aún no se había ni bañado.

—Apestas —digo, mientras me tapo la nariz.

—Lo que intentas decir es... que... ¿quieres un abrazo? —dijo y se abalanzó sobre mí. Inmediatamente lo saque de encima y corrí lo más lejos posible —¡EE! Akira-chan, si no me abrazas ahora, ¿cómo vas a hacer al final de los partidos? Voy a estar sudando... ¿no vas a abrazarme? —hizo puchero. Me hizo sentir un poco mal, a decir verdad, lo único que quería hacer desde que nos despedimos en la tarde, era abrazarlo.

Me acerqué a él y, mientras lo abrazaba, ponía cara de asco. Akaashi y Washio se reían, pero yo, a pesar del chiste, disfrutaba estar encerrada entre sus fuertes brazos. Podía sentir como cada uno de sus músculos tensarse y relajarse, quise soltarme más de una vez, pero Bokuto respondía agarrándome con más fuerza.

—Ojalá pudiéramos pasar toda la vida así —susurró en mi oído.

Me soltó y fue a su habitación. Akaashi me hizo una seña para que fuera tras él, le hice caso, Akaashi es muy convincente.
Tome una gran bocanada de aire y fui tras él, la puerta de su habitación estaba cerrada, toque primero dos veces, esperé, y luego otras dos.

—¿Por qué siento que siempre tocaste la puerta así? —dice Bokuto mientras abre la puerta. Estaba sin remera... su torso es... ¡Dios!

Me quede hipnotizada viéndolo de arriba a abajo, mi cuerpo no respondía. Tengo un dios griego en frente mío, ¿cómo espero que mi cuerpo responda?
Tomé valor y sacudí mi cabeza, alejando los pensamientos impuros de mi mente, y concentrándome a lo que iba.

—Quizás en alguna vida fue así —dije imitando lo que él me había dicho.

Se abrió paso y me dejó entrar, cerrando la puerta tras de si. Tenía el short de entrenamiento bastante bajo, se le notaba el comienzo del boxer y un poco más, es negro. Lo estaba mirando demasiado, de pies a cabeza, y él lo notó.

—Y... —dice con voz tranquila —¿venias a admirar la vista? —pregunta mientras se acerca lentamente a mi.

Mi cabeza estaba en la luna, su voz sonaba tan sexy, tan seductora. Si él me lo pedía, podía amarrarme y hacerme suya ahí mismo...
Sacudí mi cabeza, una vez más, en un débil intento por olvidar todas las posiciones en las que podríamos estar ahora.
Le extendí la rosa y me miró confundido.

—Ya me regalaste una antes —dijo tomándola y observándola con nostalgia.

—Es la primera vez que te doy una Bokuto-san, la primera de muchas —digo sonriente.

—Y yo como un tonto sigo sin entender el significado —dice.

—¿Qué? —pregunté. No entiendo a que se refiere.

Sonríe y deja la rosa en un escritorio que tenemos a un lado. Se acerca nuevamente a mi y me abraza. Tiene el mismo olor a helado de vainilla que siempre, su olor a transpiración queda en segundo plano. Cierro mis ojos para hacer eterno este momento.
Depositó un beso en mi cabeza y luego nos separamos, tomo mi cara con su mano y la elevó para que lo viese a los ojos.

—¿Puedes verme? —preguntó.

Recordé de inmediato el momento en que Bokuto me había besado, quería que lo haga de nuevo, necesitaba poder disfrutar de un beso suyo, ya estaba lista. Estoy preparada.

—¿Bokuto-san? —digo divertida —¿estás a...

Antes de que pudiera terminar mi pregunta, me interrumpió con un beso, un beso cálido y suave, me recuerda al verano, a la playa, al sol del amanecer, recién saliendo para iluminar todo el mundo. Eso sentía. Bokuto-san iluminando todo mi mundo.

Nos separamos por una mínima falta de aire, deje mis ojos cerrados, no quería que el dulce sabor de sus labios se desvaneciera.

—Me gustaría seguir con esto... —dijo entre un susurro y con la voz un poco ronca —, pero lamentablemente hice una fiesta, aunque el objetivo principal está aquí conmigo —acarició mi rostro y abrí los ojos, él aún lo tenia cerrados y eso hizo que mi corazón se detuviera, estaba haciendo lo mismo que yo, empezó a abrirlos lentamente y añadió: —. Si sabía que ibas a corresponderme solo te invitaba a ti.

Me dió nuevamente un beso, pero más corto, tomó su ropa y salió al baño. Baje para buscar algo de beber, esa situación me había dejado no sólo sin aliento, sino que mi interior estaba deshidratado.

—¿Bokuto-san? —me preguntó Akaashi. Casi escupo toda el agua.

—E-entro a bañarse... —digo rápidamente. Me sorprendió y parece haberlo notado.

Llegaron un par de invitados más y habían traído bastante alcohol. Aún no tengo edad para beber, pero estamos en una fiesta, un poquito no le hace mal a nadie ¿no?

Un ángel perdido | Kōtarō BokutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora