CAPÍTULO 36

1.9K 203 105
                                    

¡ASESINALO! NO PIERDAS TIEMPO ¡HAZLO AHORA!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡ASESINALO! NO PIERDAS TIEMPO ¡HAZLO AHORA!

La voz resonó fuertemente dentro de mi cabeza. ¿Matarlo? ¿Matar a Gab? Esto no podía ser cierto. Es cierto que hace poco que lo conocía, siempre he creído que era un gran chico. A pesar de qué ahora estábamos destinados a pelear hasta que alguno de los dos cayera, no quería hacerlo y esa era la realidad. Sí hubiese sido Crisasiel, lo hubiera aceptado y hubiera hecho lo que me correspondía, no habría un sentimiento de por medio. Pero con Gab siendo el Fuego Celeste, me era totalmente imposible. Noté como había más personas de las que antes existían. Los cazadores que habían peleado con Gab se levantaron como si nada. Fruncí mi ceño, me di cuenta que ellos nunca estuvieron en peligro con Gab. Si no conmigo. Estuvieron todos de acuerdo en todo esto. Era de esperarse, Gab estaba de parte de los cazadores, sería imposible que los lastimara y mucho menos los matara. Brillaba, todo su cuerpo resplandecía. Y no dejaba de verme con dolor y tristeza. Algo dentro de mí se estaba rompiendo, pero no sabía por qué.

—Gab, espera hay que hablar...—Intenté convencerlo.

Mi voz sonó como una súplica. Pude verle perfectamente.

Definitivamente él era el Fuego Celeste, su cuerpo entero estaba cubierto por aquel fuego blanco. Su aura era aplastante, había demasiada pureza emanando de él, demasiada calidez, algo que no podía decir que de mí emanara. Yo ahora tenía las manos ahora manchadas en sangre, y no porqué quisiera, ellos me orillaron a hacerlo. Esperaba impaciente la respuesta de Gab.

Por otra parte, tenía a Crisasiel casi encima de mí, no podía olividarme de ella tan fácilmente, sin embargo, no se movía. Y eso solo me dejaba con una inquietud agobiante. ¿Qué estaba esperando para atacar? Los cazadores no sabían en qué posición estar. Sí unirse a la batalla o dejarle las cosas a los dos ángeles que tengo rodeándome. Pude ver con mayor detenimiento el tatuaje que Gab ocultaba en su muñeca. En ella pude ver una llama plateada.

—Yvaine, no hay nada que hablar todo está claro ahora—Dijo determinante.

Pero no era lo que sus ojos decían, su postura era agresiva, pero no veía esa agresividad en sus ojos dorados. ¿Qué podía decirle en todo caso? ¿Qué lamentaba haber matado a los hombres y mujeres que me acorralaron e intentaron matarme? Él no lo comprendería, él nunca fue perseguido, no como mis hermanos y hermanas que fallecieron a manos de los ángeles y cazadores. Eran unos bebés, inocentes bebés. No quería dañarlo. Pero también estaba segura de que él tampoco quería dañarme. Sí tan solo pudiera hablar con él.

—No entiendes Gab, yo...

Me atacó sin previo aviso al mismo tiempo que Crisasiel, haciendo que callara de golpe. Mis reflejos estaban más que aumentados, ambos me habían lanzado su primer ataque sincronizadamente, sus espadas sobre la mía se estrellaban con furia, pude defenderme con DEMONIUX, reteniendo a ambas espadas con el filo de ésta, mientras más me atacaban, más dudas tenía de seguir luchando. Los dos tenían similitudes físicas demasiado palpables. DEMONIUX desprendió una onda maligna que hizo retroceder a Crisasiel, pero no a Gab quién se encontraba renuente a librarse de mí tan fácil. No tenía la ayuda de nadie en estos momentos. Ahora de verdad que me encontraba sola. Presionó más, mientras movía su espada y yo mientras retrocedía atrapaba cada uno de sus fieros ataques.

The Dark Fire © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora