CAPÍTULO 21

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Miércoles 04 de noviembre,2015

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Miércoles 04 de noviembre,2015

—Ya es tarde, ¿puedo volver a casa? —Pregunté algo cansada.

Mis demonios guardianes me habían traído a una especie de castillo. Atravesamos un portal y llegamos a un lugar al que llamaron "Fénix". Era su guarida o algo así. Al principio estaba un poco asustada, pero conforme pasó el tiempo me fui acostumbrando al extraño lugar. Era cómo un bosque realmente sombrío. Criaturas aladas volaban por encima de nosotros. Gárgolas, así les llamaron. Cuando entré a su fortaleza, era una especie de museo, extrañas cosas colgaban en las paredes y había repisas de cristales en dónde guardaban objetos, no me quisieron decir de qué eran. Dijeron que me explicarían un poco más la situación en la que me encontraba, me enseñarían un libro con toda la descendencia demoníaca, los más importantes miembros de la realeza. Aspectos de las cuáles debía estar informada. Existen seres del bajo mundo que desean la corona. Algunos de ellos, hijos legítimos y bastardos del rey. Debían prepararme para pelear por la posición, ya que yo era valiosa, incluso más que los hijos de sangre pura. Por lo tanto, debían llevarme con su rey. No quería ni siquiera preguntar de que se trataba. Pero me di cuenta de cosas realmente interesantes.

O'Donell proviene de una familia real, probablemente de la más poderosa la realeza infernal. Asmodeo, el demonio de la lujuria, fue la cabeza principal de esta familia Leadark. Los padres de O'Donell eran Kanín, un demonio de la lujuria y depravación de la casa Leadark, y su madre, Venia una súcubo de la casa Tenebris. Se le llamó a Duncan, por ser un Príncipe Oscuro, dotado de los poderes de ambos padres. Demonio que desde su nacimiento obtuvo la atención de todo Démonet. Habilidades en las que destacaba por sobre el resto. Y parte del círculo íntimo del Rey Demonio.

Al descubrir esto, podía entender por qué O'Donell era así. Del porqué de esa personalidad fuerte, el aura que tiene y esa egolatría que tanto lo caracterizaba.

—De acuerdo, ya es tarde. Mañana comenzarás tu entrenamiento con Symak y Vizo. —Allec se encargó de abrir un portal que daba directo en mi habitación —Duncan me mataría sí se entera que abrí un portal en tu habitación.

Tan sólo escuchar su nombre me provocaba extrañas alteraciones. Crucé el portal y asentí de una manera incomoda. Sigo sin saber de O'Donell, me pregunto si... ¿acaso no me extraña? Por increíble que parezca, me había acostumbrado a O'Donell. A qué me hiciera reventar del coraje, a que se riera de mí. ¿Me he convertido en una chica tóxica? ¿Masoquista y Melancólica? Probablemente.

Mis almohadas eran mi compañía junto con un pañuelo y estaba por demás decir que estaba sumamente usado, necesitaría comprar uno nuevo cuando me dignara a salir de mi habitación. Aun no podía creer cómo O'Donell había afectado mi estado emocional. Daba gracias al cielo que mis distractores fueran la escuela, mis amigos y mis demonios. Symak y Prax, fueron a comer hace diez minutos dejándome sola. Increíblemente descubrí que ellos comen no por necesidad, sino porque realmente les gusta la comida chatarra que producimos en mi mundo. También me enteré que los demonios entre más tiempo estén en constante alimentación que consumimos los humanos, se les vuelve costumbre.

The Dark Fire © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora