Caí de rodillas. Perdiéndome en la profundidad de un abismo.
No grité.
No lloré.
No dije nada.
Simplemente veía como la cabeza de Vizo seguía en las manos de Crisasiel. En un instante todo terminó. Las palabras, los pensamientos no me daban para más. Tan solo...Vizo, estaba muerto por mi culpa, él había perdido su vida por mí culpa. Mi consciencia, mis manos estaban manchadas por la sangre de Vizo. Un calor me abrigó, una ráfaga de viento emanó de mí, me perdí en la oscuridad de mi corazón. Escuchaba en mis oídos como el corazón me latía como loco.
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Cuando cerré mis ojos, vi llamas.
Intensas, gloriosas, volviéndose del color negro, sobre la arena del desierto. Pude ver mis brazos, y en mis muñecas me encontraba encadenada al suelo, por cadenas de las cuales no les veía un fin, detrás de mí la oscuridad. Esto era una visión. Al frente de mí, el negro iba elevándose. Viendo cenizas caer de un cielo gris. Me vi a mí misma en medio, no entendí que era la que estaba sucediendo, podía ver mi cuerpo al otro lado, estaba vestida con una armadura ónix como la que llevaba puesta, envuelta en las llamas y sobre mí otra yo, una gran corona de hierro iba bajando en mi cabeza. Los cabellos de ella, estaban sujetos por una coleta alta, sus ojos como finos rubís y sombras oscuras me veían con seriedad. Caminó hacia mí y estando a una distancia prudente golpeó mi mejilla. Mi rostro fue golpeado y girado con la misma intensidad.
—¿¡QUÉ RAYOS CREES QUE ESTÁS HACIENDO!? —Su rostro se veía enfurecido.
—No lo sé...—Quise llorar, pero volvió a golpear mi rostro.
—Yo soy el Fuego Oscuro de tu interior, sé de lo que eres capaz. Entrenaste con los Leadarks, tu madre te enseño todo lo que pudo, las artes oscuras. Eres el demonio más poderoso de todos, y aun así... ¿Sirvió de algo? ¿Para qué? ¿Qué has hecho con tu entrenamiento? ¿Para que seas el juguete de los ángeles? Tú eres más que nadie justo ahora.
Tenía razón, caí de rodillas como ya se me había hecho costumbre.
—¿Por qué dejo que me pisoteen? —Me pregunté a mí misma y levanté la mirada a mí Fuego Oscuro que me veía seria—No puedo lastimarlos, algo me detiene.
Golpeó mi rostro con su puño.
—No quieres dejar tu humanidad, no puedo culparte. Pero, si no haces algo, más de nosotros morirá. Primero fue Vizo, ¿quién seguirá después? ¿Duncan? ¿Tu mamá? ¿Allec, Symak, Prax o tu familia humana?
Me puse de pie como si eso me motivara.
—Si pierdo mi humanidad, ¿qué me va a quedar?
—Se deben hacer sacrificios en las guerras. ¿Quieres que los Leadarks y Demonét estén a salvo? ¡Sacrifica tu humanidad!
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The Dark Fire ©
ParanormalLa guerra entre los Demonios y los Ángeles está cada vez más cercas. La profecía está por cumplirse y la movilización de ambos bandos sobrenaturales ya ha comenzado. Los grupos demoníacos Leadarks y los Goldless tienen poco tiempo para encontrar al...