Kill All Your Friends

CAPÍTULO CINCO

And we all get together when we bury our friends.

 

                                                                          1

 

-¡Frank!.- Los gritos provenientes de la casa de junto le hicieron recobrar el sentido.

Aún seguía acostado en su cama con los pantalones abajo y su novio junto a él, ambos se habían quedado en un estado de trance después de lo sucedido, estaban cansados y sin ninguna motivación de moverse.

-¡Frank!.- Volvieron a gritar, esta vez más fuerte. Se sentó en la cama y vio a Frank profundamente dormido, se subió los pantalones y se asomó a la ventana con el torso desnudo.

-Maldito mocoso,- Cheech Iero llamó su atención desde el otro lado, sacando su cabeza por la ventana del cuarto de Frank.-, Dile a Frank que traiga su maldito trasero aquí, ¡Ahora!.- Aún algo adormilado volteó a ver a Frank una vez más. No lo quería despertar, lucia tan tierno aun cuando su mano seguía pegada a su entrepierna.

-¿Qué es lo que quieres, Cheech?.- Preguntó pasándose una mano nerviosa por su cabello despeinado sin ningún tipo de respeto por el ogro que tenía frente suyo.

-Ocúpate de tus asuntos muchacho.

-Creo que Frank es muy de mi asunto.- Enarcó una ceja y sonrió de medio lado cuando vio la cara molesta de aquel hombre.

-Solo porque te lo folles no quiere decir que sea tu problema.- Una vena brotó del cuello de Cheech  al decir cada una de esas palabras. Gerard sintió arder su cara con la insinuación por parte del padre de Frank. ¿Follar? ¡Diablos! Lo único sexual que había hecho durante toda su vida había sido la mamada que acaba de recibir por parte Frank hace una hora atrás. Pero el solo pensar en eso era algo que molestaba a Cheech, así que decidió seguirle el juego aun cuando nada de eso era verdad.

-Pues yo creo que follarme a tu hijo hace que sea mi problema también.- Probó aun picando en el orgullo de aquel hombre castaño de ojos marrones.

-No puedo esperar a que cumplas 18 años para denunciarte a la policía por violar a un menor de edad.- La cara del mayor se deformó en una sonrisa autosuficiente.

Abrió su boca para responder con alguna otra cosa que molestara al viejo Cheech, pero cuando lo iba a hacer sintió una mano posarse en su hombro.

-Basta, Cheech.- Suplicó Frank en un susurro aún audible desde el otro lado.- ¿Qué es lo que quieres?.- Pregunto el menor a su padre, quien estaba tan rojo por la ira que parecía salido de una caricatura.

- Tu madre te está buscando.- Dijo haciendo rechinar sus dientes y desapareciendo lejos de la vista de los jóvenes. Frank suspiro y tomó su camiseta del suelo para volvérsela a poner.

-No tienes por qué ir, Frank. Puedes quedarte aquí.- Propuso Gerard en un susurro.

-Tengo que irme.- La única razón por la que el diminuto chico de ojos avellana sintiera la obligación de ir a casa era debido a Linda, su madre. Si no fuera por ella habría escapado de esa casa hace tantos años, pero no podía dejarla sola con un maldito troglodita que gustaba de golpear a su mujer cuando su hijo parecía ya no ser un digno oponente.- Nos vemos mañana, ¿Si?.- Gerard asintió y Frank salió de la habitación con la resignación marcada en su rostro.

Gerard sabía la horrible vida que llevaban los Iero dentro de esa casa, la vida de Frank era un completo holocausto. Ahora mismo su padre debía estar esperándolo en la puerta de su casa para recibirlo con alguna grosería o aun peor, una golpiza. Sacudió su cabeza para tratar de hacer que esos pensamientos se esfumaran y se recostó en su cama una vez más pero esta vez se quedó completamente dormido.