CAPÍTULO DOCE

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You'll never take me alive.

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Se escabulló cuidadosamente por el patio trasero de su casa, volteó hacia atrás y vio a Frank soltar una risilla mientras le mandaba un beso volado. Gerard fingió atraparlo entre sus manos y después guardarlo en su bolsillo para ponérselo en los labios más tarde.

Entró por la puerta de la cocina con sumo cuidado pero fue inútil, para cuando puso un pie dentro de la casa, Bert saltó desde la silla del comedor y sus ojos expectantes se posaron sobre su novio.

-¿Dónde diablos estabas, Gerard?- Preguntó acercándose a él, inspeccionando con cuidado su cabello alboroto y aquel olor que se desprendía de su cuerpo.

-Yo...eh... Fui a dar un paseo.- Se abrió paso hacia el refrigerador y de él sacó el tarro de leche.

-Son las 5 de la mañana.

-Bueno pues, me levante muy temprano. ¿De acuerdo? No podía dormir.

-¿Por qué no me despertaste?.- Preguntó dolido mientras observaba a Gerard beberse todo el tarro en dos bocanadas.

-Pues quería estar solo un rato. ¿Si? Deja de hacerme tantas preguntas, Bert... Actúas como un bebé.

-Lo siento.- Confesó nervioso y se apoyó sobre el mesón de granito. - Es solo que desde que llegamos has actuado muy extraño, sé que aún no superas lo de Frank y estas confundido por eso, pero solo quiero recordarte que hiciste lo correcto alejándote de él. Frank no te merecía.

-¿Y tú sí me mereces?.- Su voz más amarga y cruel de lo que planeó, sus ojos echando chispas y desbordando ira.- No hables de Frank. ¡Tú no sabes nada!

-Gee...- Era la primera vez que escuchaba a Gerard hablarle de ese modo, jamás en todo este tiempo siendo amigos y estos seis meses de noviazgo le había gritado de tal forma.

-Buenos días, chicos.- Su madre entró en la cocina y sintió la tensión formándose entre ambos. Antes de si quiera poder abrir la boca y preguntar qué era lo que había pasado, su hijo se marchó dejándola sola con un dolido Bert.

Tan pronto como salió de su casa pudo sentir aquellos ojos avellana posarse sobre él, sabía que Frank lo estaba observando desde su habitación, pero en lugar de devolverle la mirada se limitó a seguir su camino y alejarse del lugar.

Entró al café que estaba a unas cuantas cuadras de casa, se sentó en la mesa del fondo y suspiró nervioso mientras desenfundaba sus pálidas manos de los bolsillos.

Solo habían pasado unas cuantas horas desde que Frank volvió a aparecer en su vida y ya la estaba arruinando otra vez. Todo se sentía tan extraño ahora, como si el efecto de una droga hubiera pasado y lo único que le quedaba en ese momento era un amargo sabor en la boca y la dura realidad.

Bert es su nuevo novio, ha sido muy feliz con él los últimos meses, el sexo no es del todo perfecto pero está bien.

Frank es un asesino, mató a Ray y está totalmente desquiciado. El sexo con él es más que perfecto, casi como estar en el paraíso.

Bob aún lo ha estado llamando para que dé su declaración a la policía, dice que su aporte es fundamental para las investigaciones.

Y él, bueno, él estaba más que jodido. Estaba súper jodido. Probablemente iría a la carcel por complicidad y Bert lo iba a votar cuando se enterara que tuvo sexo con su ex novio, aquel que mató a su mejor amigo. También sabía que tenía un puestito ganado en el infierno... Y todo por Frank.

Kill All Your FriendsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora