CAPÍTULO SEIS

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It's been eight bitter years since I've been seeing your face.

 

-¿No se siente bien decir la verdad?.- Preguntó el oficial contento cuando Gerard dejó de hablar.

A pesar de que el muchacho no contestó a su pregunta sabía que Carter estaba en lo correcto, se sentía jodidamente bien quitarse ese peso de encima, al fin decir la verdad era relajante, aunque claro que Gerard nunca admitiría que el oficial tenía razón.

-No te quedes callado ahora, Gerard.- Continuó.- Siento que aún tienes mucho por decir.

-Sí,.-Afirmo nuevamente para si mismo.- Hay mucho más.- Cerró los ojos y volvió a recordar.

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New Jersey – 6 de Abril 2013

Se relamió los labios una vez más y suspiro fuertemente. Estrujó el sobre blanco contra su pecho y medito una y mil veces antes de abrirlo. Estaba nervioso, literalmente su futuro estaba dentro de ese sobre. Se dio fuerzas a sí mismo y rasgó con sus delicados dedos la envoltura de papel. Tomó el papel que estaba ahí dentro y lo leyó con sumo cuidado, como si el pronunciar las palabras le fuera a cortar la boca.

-“Escuela de Artes Visuales – Manhattan”

Se leía en el encabezado con letras grandes y rojas.

-Estimado Señor Way.- Susurró.- Es un honor para nosotros el informarle que su solicitud de ingreso a la Universidad de Artes Visuales de Manhattan ha sido aceptada, debido a su esfuerzo y dedicación…- Se detuvo ahí mismo. No necesitaba leer nada más. Había ingresado a la Universidad de sus sueños y eso era todo lo que importaba.  

Sonrió con suficiencia para sí mismo y pensó en Ray. ¡Diablos! Cuanto hubiera querido llamarlo en ese momento y poder decirle que se irían juntos a vivir a Manhattan, ya que ese era el sueño que ambos compartían desde la infancia… Pero de llamarlo, no habría nadie quien responda.

Habían pasado 3 meses desde el accidente de Ray, los periódicos y noticieros habían dejado atrás el caso de la extraña muerte del joven de 17 años, la policía no había encontrado alguna otra prueba en contra de Frank, y tanto Gerard como la familia Toro se habían resignado en cierto punto a que Raymond no volvería jamás… Aunque eso no quería decir que cesarían en la búsqueda del culpable de la muerte de su hijo. 

Se levantó de la cama y escondió el sobre debajo de su almohada, no había nadie más que no fuera Ray a quien quisiera contarle sobre la noticia, ni siquiera a Frank, o por lo menos no por ahora. Se estremeció con solo imaginar la reacción que el menor tendría ante esta noticia, que para Gerard parecía ser la mejor del mundo, este reaccionaria pésimo, se enfadaría y se negaría a aceptar que el amor de su vida lo iba a abandonar en ese mugroso pueblo.

-¡Gerard!.- La voz de su madre le hizo pegar un brinco, como si el simple hecho de esconder aquel sobre fuera un delito federal.- ¡Frank está aquí!.

Se sorprendió y bajó rápidamente las escaleras ¿Qué hacía Frank en su sala cuando habían acordado específicamente verse en su habitación? Se suponía que iban a tener algo de privacidad ese día ¿Por qué justo hoy había decidido entrar por la puerta en lugar de trepar el árbol y entrar por la ventana?     

-¿Frank?.- Dijo frunciendo el entrecejo mientras se acercaba a abrazar al diminuto joven. Llevaba puesto una camisa blanca de la cual colgaba una corbata color rojo, unos jeans negros apretados delineaban sus cortas piernas y traía sus converse sucios como siempre.- ¿Qué haces aquí?.- Preguntó divertido pegado al oído de Frank y suavizando su expresión al ver lo guapo que lucía en ese atuendo.

Kill All Your FriendsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora