XIII

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Narra (tunombre)

Finalmente Matías para de pegarle a Ramiro, me agacho para ayudarlo a levantarlo y veo como tiene todo el labio lastimado. Volteo a mirar a Matías, miro sus nudillos todos lastimados; me devuelve la mirada y niego con la cabeza.
Ramiro se incorpora y escupe un poco de sangre en el pasto.

- Creo que es mejor que te vayas -le digo a Ramiro.

- Que se vaya él -me responde señalando a Matías.

- Rama, por favor. - le pido suplicando.

- Esta bien, me voy a ir. Pero decile la verdad a Matías -responde.

- Que tenes que decirme? - me dice Matias alzando la vista.

Siento como se me hace un nudo en la garganta y trago saliva. Miro a Ramiro mientras se va, solo para no mirar a Matías y afrontar la verdad.

- Y? No pensas decir nada? - insiste.

- No hay nada que decir Mati. Lo que hiciste no estuvo para nada bien. No podes ir por la vida golpeando gente, vos viste como le dejaste la boca? - respondo.

- No me cambies de tema (tunombre). - responde.

Bajo la vista a su remera y veo que tiene pequeñas manchas de sangre.

- Vamos a mi casa -le digo- Te voy a dar una remera así te cambias.

No responde pero asiente y baja la vista. Rápidamente juntamos nuestras cosas y empezamos a caminar a mi casa.
Si bien la plaza estaba a 5 cuadras de mi casa, el silencio hizo que parecieran una eternidad. Sé que no puedo ocultarle la verdad a Matias, y menos con lo que Ramiro dijo. Es obvio que en algún momento va a preguntarme, y prefiero decírselo yo antes de que se entere por otra persona. No confío en Ramiro, y sé que seguro ya hay otras personas que lo saben.

Entramos a mi casa y dejamos nuestras cosas sobre la mesa del comedor.
Subo las escaleras en busca de mi mamá, pero no la veo por ningún lado. Cuando entro a mi cuarto veo que me dejó una nota sobre la cama.

"Arregle con unas amigas. Vuelvo tarde, tenes comida en la heladera. -Mamá" Me pregunto por qué no me mando un mensaje en vez de dejarme una nota.

Veo que Matias no me siguió, por lo que salgo de mi habitación, me asomo por las escaleras y lo veo parado mirando unas cuadros de fotos en la pared.

- Subis? - digo.

- Si, perdón, no quería mandarme así nomas - responde y me da cierta ternura.

- No pasa nada Mati, veni. - respondo.

Sube las escaleras y entramos a mi habitación. Abro mi armario buscando alguna remera para darle que le quede cómoda. Cuando me doy vuelta para dársela, veo que ya se había sacado la que traía puesta.
Siento como me sube un calor, y lo miro de arriba a abajo mientras me muerdo el labio. Dejo largar un suspiro mientras le doy la remera.

- Que pasa? - dice alzando las cejas y con media sonrisa.

- Nada. - respondo rápidamente - Dejame ver tus nudillos.

genial - candia y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora