Capítulo 04

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Despertó al inicio del almuerzo cuando los largos dedos de una grande y delgada mano se pasaron entre las hebras de su suave y castaño cabello desordenado gracias a que le dió pereza acomodarlo en la mañana por el desastre que era

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Despertó al inicio del almuerzo cuando los largos dedos de una grande y delgada mano se pasaron entre las hebras de su suave y castaño cabello desordenado gracias a que le dió pereza acomodarlo en la mañana por el desastre que era.

Oh! Cierto, seguro por eso Hyunjin le sonrió, se estaba riendo de él por su cabello, si, era eso ¿Qué más podría ser? No sonreía si no era por algo malo que le pasaba a los demás.

Aquellos largos dedos siguieron acariciando su cabello relajando lo, hacia tiempo no recibía de ese tipo de caricias y debía admitir que le estaba gustado, podría volver a dormir si esas caricias lo acompañaban hasta que cayera en un profundo sueño como el pasado. No obstante, minutos después las caricias dejaron de sentirse y en vez de eso uns bolsa se hizo presente frente su rostro, pasos se escucharon y por último la puerta del aula cerrándose lo más cuidadosamente posible. Entonces, se reincorporó sobre su asiento viendo lo que contenía la bolsa. Bolas de arroz, un jugo de durazno y un panqué de chocolate con chispas del mismo sabor. Al ver la comida en la bolsa su estómago gruñó a causa del hambre, habían pasado ya unas cuantas horas desde el desayuno, estaba hambriento. Agradecía a la persona que dejó esa bolsa ahí.

Se puso de pié al mismo tiempo que comía una bola de arroz, salió del aula caminando si algún rumbo, solo caminaría, no tenía ganas de quedarse en un lugar.

Y así hizo, caminó mientras comía. Durante esto dedujo que su hermano fue aquella persona que le llevó la comida por lo que se tranquilizó luego de pensar que tal vez alguien lo quería envenenar o dar algún laxante como una de esas bromas pesadas que aveces escuchaba a sus compañeros hacían a chicos de otros grados, con laxantes, lo de envenenar no lo hacían obviamente. Aunque pensándolo mejor, su hermano no tenía las manos así, sus manos eran un poco más grandes que la suyas, osea eran medianas. Oh, pudieron crecer.

Cuando terminó con las bolas de arroz siguió con el panqué que tanto había esperado con ansias comer.

El pasillo estaba más solo de lo que solía estar, estaba casi solo si no fuera por un par de estudiantes en las ventanas o un pequeño grupo de chicas conversando animadamente sobre sus novios, no era chismoso o tal vez si pero esas chicas gritaban en vez de hablar.

Algo debería estar pasando para que las cosas estuvieran así. Ni un solo ruido se oía descartando a aquellas chicas.

Siguió su caminó tranquilo mirando por las ventanas el lindo día que era a apresar de haber tenido un mal inicio en la mañana con todas esas horribles ojeras bajo los ojos, el cabello un desastre y los nervios incontrolables. Habían ido bien las cosas, algo que le sorprendía. Un día en el que se sentía bien en la escuela. Es decir, si fue extraño el no recibir ningún comentario o burla, sin embargo, eso no quitó que en ningún momento un pensamiento negativo se pasó por su mente. De esos en los que sólo pensaba en lo solo que estaba, o que lo criticaban cada vez que se le quedaban viendo por más de tres segundos.

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