❝Me cansé de ser experto en el amor que sentías por otros, por otros que no eran yo❞.
Steve y Tony son compañeros de cuarto, muy cliché.
Steve tiene sentimientos, Tony pareja y ambos un grupo de amigos que harían lo que fuera con tal de verlos jun...
Tony chasqueó la lengua y puso su atención en la aburrida y posible prehistórica maestra al frente. No es por ser hater de la maestra, porque es muy buena en lo que hace, pero el bullying alumnos-maestros es una tradición tan antigua como... la maestra al frente.
En fin, que seguían en Español y Tony se había pasado la mitad de la clase fastidiando a Steve y disculpándose por el ya típico incidente de lunes en el cuarto Stark/Rogers. No podía evitarlo, los domingos y sábados eran días de fiesta para él y tenía que disfrutarlos como tal, el pequeño detalle llamado "una nueva cada noche" era algo en lo que trabajaba, pero en cuanto empezaba a coquetear estando ebrio no paraba hasta... bueno, hasta los lunes en la mañana con los gritos y malas caras de Steve. Lo cual apestaba, porque los lunes eran sus días escolares favoritos y las constantes peleas con el rubio eran una roca en su camino de lunes dorado.
—Steve —susurró—. Stebo, Stiff, Steeb.
—Señor Stark, ¿tiene algo que quiera compartir con la clase? —llamó la pasita arrugada al frente. Tony bufó y volvió su vista a la maestra.
—Sí, la verdad, sí —se puso de pie y sonrió al avergonzado Steve a su lado, quien ocultaba su rostro detrás del libro.
—¿Es sobre la clase?
—En teoría —dijo—. Bueno, Steve es tema de clase.
—Señor Stark, ¿qué tiene que ver el señor Rogers con la clase?
—Está presente en ella —se encogió de hombros—. ¿O miento, queridos compañeros? —la maestra sonrió y Tony, como siempre, no pudo descifrar lo que quiso decir con esa pequeña sonrisa.
—Señor Stark, me temo que si su interrupción a mi clase solo era para molestar al señor Rogers, ambos tendrán que dejar el salón y pasar el resto de la clase en el pasillo y leer desde El Conde hasta La niña Alba —dijo.
—¿Y Steve por qué? Él no hacía nada.
—No me discuta, Stark —respondió, visiblemente contrariada—. Salgan los dos al pasillo y lean los capítulos dichos.
—Negociemos, estimada maestra; esos capítulos, el señor Rogers y yo ya los leímos —replicó Tony, con esa sonrisa tan brillante que tenía a media academia babeando—. Es más, Steve y yo ya terminamos el libro, así que déjenos salir y tomarnos un respiro de este sufrimiento llamado Steve está peleado conmigo.
—Salgan de mi salón —señaló la gran puerta con un dedo—. Rogers, ¿usted ya ha terminado el libro?
—Sí, pero una releída nunca está de más. No termino de entender la relación entre Blanca y Jean de Satigny —respondió, ahorrándose la sonrisa que sabía pondría de peor humor a la profesora.
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—Definitivamente no me vas a perdonar ahora —suspiró Tony, sentado en el suelo y apoyado en la pared. Steve, cumpliendo con su palabra y releyendo los capítulos, cabeceó.
—No, tampoco así —respondió—. Solo déjame leer y deja de... atacarme así.
—Es mi manera de decirle a mis amigos que los quiero —dijo, encogiéndose de hombros y acercándose más al rubio—. Y... necesito un consejo.
Muy a su pesar, cerró con fuerza el libro y volteó a Tony, cuyo hombro ya estaba chocando con el propio. Analizó el rostro frente a él y asintió satisfecho al ver que tenía intensiones honestas, la chispa en los ojos no era la bromista de siempre.
—Dispara.
Ok, tal vez no era tan un consejo propio de Steve, pero estaba desesperado y no vio otra solución; aparte, sí andaba necesitando un consejo. No se había sentido tan él últimamente, la presencia de alguien más empezaba a ponerlo un poco bobo y ya no sabía qué más hacer con sus estúpidos sentimientos.
—Creo que estoy enamorado.
Golpe bajo para Steve; nunca esperó ver al gran Tony Stark confesar su amor por alguien más aparte de él y la ciencia. Siempre fue del tipo "one night stand", más público que el acceso al agua en sus propias palabras. ¿Una de las tantas que han pasado por su cama había atrapado a Tony? Eso era algo de ver.
—Jamás creí ver este momento; crecen tan rápido —fingió limpiar una lagrima de su rostro. Tony rió un poco, dejando la sonrisa enamorada durante un momento antes de hacer una mueca y chasquear la lengua, como molesto con toda la situación—. ¿Y mi consejo para qué?
—Eres romántico —respondió, ahora viendo el limpio pasillo—. Eres como chapado a la antigua.
No mentía. A Steve Rogers solo le había conocido una pareja: Peggy Carter, hasta que terminaron por, bueno, ellos sabrán, pero seguían siendo muy buenos amigos, y Tony fue testigo del novio atento que Steve fue durante su "época Peggy"; no era empalagoso ni estaba sobre Peggy todo el tiempo; era la manera respetuosa y cariñosa con la que trataba a Carter que llamó la atención científica y no tan científica del castaño. Él no podría hacer nada ni ser nada parecido a eso, sin importar qué tanto se esforzara. Él era espontáneo y brusco al trato, se identificaba con Jaime Trueba en cuanto a eso. Nunca había sido verdaderamente amado, le tocaba improvisar en cuestiones de amor y romance.
—A las personas les gusta eso —susurró—. ¿Por qué crees que tienes tantas mujeres y hombre atrás, Rogers?
—¿Y tú?
—No, a mí no me buscan por eso —murmuró—. Míralo como en Lucifer; lo buscaban porque era una leyenda en la cama, no para tener una bonita relación y casarse.
Steve puso cara comprensiva, como de perro ahogado, y Tony solo pudo pensar en un cachorro de golden retriever dándole algo de consuelo. Solo le faltaba lamerle la mejilla.
—Bueno, busca en tu lado artístico —sugirió—. Si dejas salir al Tony oculto detrás del fiestero y sarcástico Stark, capaz logras algo —fue lo mejor que pudo decir, manteniendo la expresión en el rostro
Ambos sonrieron.
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Está cortito, la mitad lo escribí escuchando Nos queda mucho dolor por recorrer y por eso salió medio nostálgico al final jaja.
