7. Me cansé de ser experto en el amor que sentías por otros que no eran yo

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—Y pues, se dio cuenta —finalizó Sam, mientras todo el grupo veía con pena a Steve, quien parecía estar en trance, viendo fijamente el puré de papa de ese día.

—Si queríamos que se diera cuenta era para que al fin estuvieran juntos, no para descomponer a Steve —murmuró apenado Loki, cruzado de brazos. La risa de Tony se escuchó de un lado de la cafetería, haciendo a todos en esa desastrosa mesa voltear hacia esa dirección y luego hacia Steve, quien puso cara de estreñido y gimió, lamentándose su suerte y sus sentimientos—. Míralo, parece Clint viendo Siempre a tu lado.

—Te informo que habemos gente con sentimientos —protestó el mencionado, pasando una mano por su rostro y sintiendo mucha pena por Steve.

—Ya se le va a pasar —sonrió Nat, sin creerse sus propias palabras pero intentando convencerse de ellas—. Es fuerte, superó a Peggy rápido.

—Peggy no era su alma gemela y amor de su vida.

—Clint, de verdad que no ayudas —suspiró Bucky—. Propongo que lo distraigamos... alguien llame a Sharon.

—Le va a pegar por ridículo —todos vieron feo a Loki, aún sabiendo que era verdad. Sharon, aún sin ser miembro oficial del caótico grupo, era de gran ayuda cuando Steve estaba siendo un poco idiota; lograba hacerlo entrar en razón. A saber cómo, todos preferían ignorar esa parte, pero ser alguien cercana a Steve por los años de amistad (y el pequeño crush que alguna vez tuvo y ahora está más que superado) la hacían una experta en idiotez marca Rogers—. Me miran así porque saben que es cierto.

—No creo que haga falta llamarla, podemos con Steve —sonrió confiado Bucky—. Si pudimos con él después de terminar con Peggy, podemos con él ahora.

Steve dejó salir otro gemido de animal herido y dejó caer su cabeza en la mesa, soltando un quejido.

—Alguien téngala en marcado rápido, solo para prevenir —sugirió Bucky, viendo con más pena a Steve.

El rubio solo se quejó de nuevo.

Escuchar música con un audífono cada uno fue algo que ninguno tenía planeado; un día, que había sido uno muy malo para Tony por muchas razones, entre ellas, perder sus audífonos, entró al cuarto y vio a Steve recostado en la cama, con los audífono...

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Escuchar música con un audífono cada uno fue algo que ninguno tenía planeado; un día, que había sido uno muy malo para Tony por muchas razones, entre ellas, perder sus audífonos, entró al cuarto y vio a Steve recostado en la cama, con los audífonos puestos y Red Hot Chili Peppers sonando. Se acercó, y cuando Steve se quitó un audífono, desahogó todo lo que había guardado durante el día. Steve terminó por apiadarse del castaño con cara de cachorro aplastado y le cedió un audífono, dejando que el suave ritmo de The Longest Wave los relajara.

Es así como los tenemos ahora; del teléfono de Tony, se reproduce un poco de la misma banda de siempre, pero la voz de Anthony pasa a segundo plano, pues Tony se quejaba un poco de lo asqueroso que era, últimamente, comer en la cafetería y recordaba los momentos bonitos con Stephen, causando en Steve una molestia. Había terminado por aceptar los sentimientos hacia el castaño, y, lastimosamente, se ahogaba en ellos.

—Steve, ¿te sentías así con Peggy?

Sintió un vacío en la boca del estómago, y tragó saliva, intentando pensar en una buena respuesta, porque no se había sentido con Peggy como Tony se sentía con Stephen.
Se sentía así con Tony; con Tony y sus berrinches mañaneros, Tony y sus chistes malos, Tony y sus sonrisas a mitad de clase.
Estaba muy jodido.

—Es diferente con cada uno —dijo, después de tragar saliva—. Con Peggy me sentía bien, pero no sabría decirte porque no comprendo como te sientes con Strange.

—Uhm —se incorporó de costado, apoyando el peso en un codo—. ¿Te sentías en las nubes? ¿Que, cuando la veías, el mundo se volvía más colorido y vivo?

Steve imitó la acción del castaño, y pensó en lo dicho por éste. Se sentía bien, pero no era nada extraordinario o del otro mundo... o producto de las drogas, ¿Tony no había comido los hongos que Clint encontró el otro día, verdad?

—No, creo que no —respondió, y luego se dejó caer boca abajo en el colchón, hundiendo el rostro en la almohada—. Igual, fue hace mucho, quién recuerda —la voz sonó ahogada, perfecto para ocultar la pequeña nota de dolor en ella. Tony, a pesar de que Steve no podía verlo, asintió, no del todo satisfecho con la respuesta, y se dejó caer de espaldas en la cama, ahora disfrutando de Foster the People.

Steve siguió lamentando su suerte, sus sentimientos y la cercanía de Tony. ¿Tenía que oler tan bien? ¿Verse tan abrazable? Solo quería apachurrarlo, llevárselo lejos de Stephen y llenarlo de amor.

—Steve —llamó de nuevo, un par de canciones después. Steve rodó los ojos, no tenía la fuerza de enfrentarse a Tony sin querer llorar por sentir lo que sentía. Enamorarse no debería ser el calvario ese que vivía, maldecía sentir tanto y maldecía a Tony y sus sonrisas, sus chistes, su personalidad—. ¿Te gusta Sharon?

—¿Qué? —se incorporó de golpe, causando que Tony pausara Readymade para verlo sorprendido por su reacción, un poco impropia en el siempre tranquilo Rogers.

—¿Sharon? ¿Rubia, blanquita, estereotipo de belleza con patas?

—¿Por qué crees que me gusta Sharon? —preguntó, sonrojado por el simple hecho de pensar que Sharon podría gustarle. Ella solo era una buena amiga, y le tenía mucho cariño.

—Hoy hablaban de ella en la mesa, alcancé a escuchar —Steve reprimió un gemido lastimero, recordando el episodio de la mesa y su desesperación por... bueno, por Tony—. Harían linda pareja.

—Lo que digas, pero no —respondió, sonriente—. No es mi tipo.

—¿Y cuál es tu tipo?

—Enanos, castaños y enojones —se tapó la boca, asustado. Se había exhibido, quiso que la tierra se lo tragara y lo escupiera en China para empezar desde cero. Aunque sería un problema, porque no sabe hablar chino, pero el traductor y las clases existen para algo.

—Alguien aún no supera a su ex —canturreó juguetón Tony, y Steve agradeció que el castaño fuera tan despistado en esos temas.

—Cierra el pico —rió, y Tony rió con él.

Y Steve se sintió morir un poquito al escuchar esa risa tan adorable.

—«Estoy muy jodido».

Tengo que admitir que puse un poco de mí en Steve, porque esa fui yo al darme cuenta que me gustaba un tarado -ya no, gracias señor-

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Tengo que admitir que puse un poco de mí en Steve, porque esa fui yo al darme cuenta que me gustaba un tarado -ya no, gracias señor-. Lloré un poco JAJAJAJAJ

Ojalá les haya gustado xd.

Cuídense las nalguitas<3

Latita<3

Menos que un amor, más que un amigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora