10. Empezar de nuevo a pesar del tiempo perdido

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Ese miércoles al mediodía se hizo oficial: Stephen y Tony ya no estaban más. El grupo, excluyendo a Steve y Tony por mero respeto, festejó con un caótico y desastroso chócala, que terminó con Sam y Bucky dándose zapes, y un cansado Thor separándolos. Pero habían hecho un pequeño avance, según ellos, y solo faltaba el empujón que planeaban para el sábado.

Mientras, Tony se deprimió, mucho. Se sintió insuficiente, un fracaso y un hijo de puta. Lloró un poco en el baño y casi tiene un ataque de ansiedad, pero logró calmarse a base de respiraciones y mordidas a sus nudillos. Salió, viendo sus ojos rojos e hinchados en el espejo; tenía que admitirlo, el llanto desesperado y patético lo hacía ver bonito. Rió, por su propio pensamiento generado para distraerse de esa molestia en el pecho; recordó que había una canción hablando de lo bonita que se miraba la persona cuando lloraba.

—Because I'm pretty when I cry —susurró, abriendo el grifo para lavarse la cara y quitar esa expresión de viuda en funeral que cargaba. Al incorporarse, se observó de nuevo en el espejo. Sonrió, le gustaba sonreír, le gustaba su sonrisa—. I'm pretty when I cry~.

Así, renovado y fresco, salió del baño, luciendo ese porte orgulloso tan suyo, sin ver a nadie en el pasillo pero con la sensación de que lo miraban con pena, como sabiendo lo que había sucedido cerca de la biblioteca, a pesar de que nadie había reparado en lo sucedido. Sacudió levemente la cabeza, queriendo dejar de pensar en ello. Tenía planeado seguir normal, reír y hacer bromas sobre su corazón roto y soltería para procesarlo bien; escuchar música muy deprimente en la noche, al lado de Steve sería mejor hacerlo. Iba haciendo la playlist de canciones, un mix para llorar en su cuarto... ¿no había un álbum llamado así?

Llegó al patio, soltó un suspiro al ver a Stephen, pero se aguantó las ganas de llorar como un campeón; caminó hacia su grupo de idiotas, aquel que había descuidado un poco por... bueno, por el innombrable. Se sentó entre Loki y Bruce, apoyando la cabeza en el hombro del primero, quien lo empujó al hombro del segundo.

—Me vas a pegar tu olor a desamor y corazón roto —dijo, fingiendo limpiar su hombro. Todos lo vieron feo, porque si bien querían abrirle los ojos a Tony, no querían hacerlo entrar en depresión o parecido, y comentarios de ese tipo no eran de mucha ayuda. Pero, contrario a lo que pensaron, Tony rió y chocó los cinco con Loki, después de incorporarse del hombro de Bruce. Soltó un suspiro al terminar de reír, viendo a sus amigos con una sonrisa satisfecha.

—¿Estás bien? —preguntó suavemente Rhodey, sentado a un lado de Bruce y viendo a su amigo a los ojos, percibiendo esa chispa de dolor que saltó por un momento, chispa que quedaba mal emparejada con la sonrisa que mostró el castaño.

—Lo estaré —guiñó un ojo—. Pero, creo yo, es adecuado decir que volví al ring —se separó completamente de sus amigos, inclinando el cuerpo al frente mientras frotaba sus manos—. ¿Alguna fiesta el sábado?

Todos compartieron una mirada cómplice, siendo Natasha quien respondió—: Es fin libre, dudo mucho —el fin libre eran esos escasos pero valiosos fines de semana que, con autorización de los padres, podían salir de la academia para respirar un poco de tanto estrés y olor a adolescentes—. Pero nadie de nosotros se va a ir, podemos divertirnos.

—Un fin de semana tranquilo suena mejor —dijo, acariciando dramáticamente su mentón—. Me parece. Si no hay cerveza, me convulsiono, están advertidos —los señaló con un dedo, sacándoles risas—. Hablando de falta de cosas doradas, ¿y Steve? —Clint quiso saltar de felicidad en su asiento, pero la mirada que le echó Bucky fue suficiente para dejarlo quieto.

—Terminando un cuadro —respondió Sam, también viendo feo a Clint, quien parecía querer convulsionar ahí mismo—. Propongo ir a molestarlo.

Menos que un amor, más que un amigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora