DE GRIS A NEGRO

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El espacio era completamente pulcro, la habitación estaba decorada con paredes lilas, blanco y destellos rosas, juntamente con adornos de princesas de Disney, se podía decir que era el escenario perfecto que desbordaba ternura, para cualquier padre.

Pues su sueño es que al tener un princesa, es tratar a esta como una.

Pero...

La habitación estaba llena de cámaras que se dedicaban a enfocar cada angulo de aquel espacio, captando el más mínimo movimiento de lo que allí pasaba, junto a las iluminaciones artificiales de los reflectores, que eran manipulados por tres personas profesionales, dentro del espacio.

Pero también dentro de la habitación se escuchaban gemidos suaves, que no eran reales, ni productos de estar disfrutando un acto sexual, pero si eran gemidos causantes con dicho acto, eran del tipo estudiado y fingido.

Pero tampoco era una escena erótica para personas común, era más de tipo perturbadora.

-Dale más fuerte Dani, trata como se debe a nuestra lulú -ordenaba Emiliano, sentado en el sofá de estilo corona, frente a la cama donde estaba siendo grabada la escena, al tiempo que él con su miembro afuera, también se masturbaba.

-Da...ni no, más... fuerte no... me duele -respondió la dulce voz de la pequeña lulú, que yacía bajo el cuerpo sudoroso del otro niño, el cual solo acataba ordenes del mayor, con un único fin lograr que con su pequeño miembro desvirgar, a la niña que estaba debajo de él.

-Que lo haga mi lulú, vas a ver que luego será muy placentero, ahora solo queremos las imágenes de tú primera vez, quiero ver como se manchan las sabanas con tú pureza bebé y luego tío, Dani y tú, daremos un paseo para recompensar todo, mi lulú -habló Emiliano calmando al pequeño manojo de nervios, sin dejar de tocar su miembro que brotaba líquidos preseminales, estimulado por la escena frente a él.

El cuerpo de la niña estaba cansado, adolorido, su zona vaginal estaba entre rosa y rojo, rosa por la fricción de ambos cuerpo al compenetrarse y rojo como muestra de que aquella pureza había sido tomada, junto con el rompimiento de su himen.

Ella no sabía cómo tal, que hacía, solo se dejaba guiar por su tío, el cual ella adoraba y veía como su segundo padre y a su primo, como su hermano.

Los cuales siempre le decían que aquello no era nada malo, que estaban retratando las imágenes de la bella durmiente, ella siendo la princesa y Dani su rescatista, pero con un pequeña ambientación más actualizada, haciéndola en un amor de grandes y a ella la emocionaba, por que la bella durmiente era su princesa favorita.

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El cuerpo sudoroso y exaltado, con latidos desaforados, que estaba en medio de las penumbras de la solitaria habitación, que eran testigos de los llantos desesperados de Ailím.

Todas las noches tenía la misma pesadilla, una y otraves, aveces con escenas distintas, pero de todas ella era la protagonista.

Pero eso no era lo que más mataba su resistencia y el caparazón que se había impuesto, lo que la mataba lentamente, era que no eran sueños, era recuerdos que su subconsciente había intentado borrar.

Pero como dicen por allí, las heridas no se borran, ni se olvidan, se sanan, ¿pero qué pasa cuando son heridas que traspasaron hasta la parte más sensible de tu ser, que te impiden crear olvidos?

Nada... nada se puede hacer, durante años fue a terapias psicológicas y al tornarse un cuadro complejo la sesión se llevaba a cargo de una psicóloga y una psiquiatra, pero nada resultó, ella se volvió "fuerte" pero no sano, no olvido, no se curó.

ⓁⒾⒷⓇⒺUN AMOR MÁS ALLÁ DE UN PASADO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora