Y así en unos minutos ambos chicos, se encontraban acostados y abrazados, lisos para descansar, sin pensar que esa sería la última vez que estarían así...
Llegó la mañana, y Jughead se despertó por el rico olor a comida, y por no sentir a Betty a su lado, así que decidió bajar las escaleras en donde se encontró con Betty en la cocina, preparando el desayuno, y sin pensarlo dos veces la tomo por sorpresa, por la parte de a tras.
-Que rico huele- dijo depositando un beso en su mejilla
-No se cual sea la sorpresa que estén preparando los chicos, pero me está gustando- porque es contigo – dijo picara la rubia
-Y a mí- claro por que hay comida- dijo divertido, ganándose la mirada penetrante de Betty- Hey fue una broma-se excusó el pelinegro.
-Bueno desayunemos, y luego salimos- sugirió la rubia
-No se diga más- dijo el ojiverde dándole un mordisco a su tostada.
La rubia solo soltó una leve risa, y comenzaron a comer, y luego de terminar el pelinegro se fue a bañar, mientras que la rubia arreglaba la cocina. El pelinegro, abrió su closet, luego de bañarse, y abrirlo noto algo de su antigua ropa, y sin dudarlo ni un poco se colocó, su camiseta de s, un pantalón, su chamarra, una botas, y más que lógico su gorrito, literalmente era como si ese chico soñador de 17 años, hubiese vuelto al cuerpo de Jughead, un joven de 28 años totalmente exitoso y feliz...
El pelinegro bajo hasta la cocina en donde se encontraba la rubia, la cual al ver al pelinegro se quedo perpleja por su apariencia...
-¡¡¡¿Jughead?!!!- ¡¡¡Dios!!!!- te vez...- dijo la rubia mirándolo con una sonrisa de pies a cabeza
-¿Me veo tan mal?- pregunto el pelinegro algo avergonzado
-¿Qué?- claro que no- te vez hermoso- dijo picara la rubia
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- Pero ahora yo me siento vieja- dijo con sarcasmo
-No, eso nunca, tu estas hermosa- dijo caminando hacia ella para besarla.
-Esto no se quedará así- dijo la rubia con una sonrisa pícara, para luego subir hacia a la habitación de su madre.
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