Mientras tanto, las princesas que se habían quedado en su habitación estaban acostadas en sus respectivas camas, esperando a que en algún momento alguien entrara a la recámara y ellas tuvieran que entrar en acción.
–¡Nos tocó la peor parte del plan!– se quejó Gemma–. ¡No tenemos nada que hacer!
–Todas las partes son igual de importantes– Virgy ojeaba las páginas de un viejo libro.
–No me cabe la menor duda de eso– Gemma tomó una de las almohadas de su cama y se la colocó en la cara.
–Virgy, ¿te puedo trenzar el cabello?–Pi, una de las trillizas de la antes mencionada, se sentó junto a ella.
–Supongo que sí– su hermana comenzó a peinarle el cabello.
–Saben, he estado pensado en algo– Tara comenzó a caminar por la habitación.
–Me sorprende que tengas la capacidad de pensar– Gemma se burló de ella y la castaña le tiró un almohadón.
–Y a mí me sorprende tu estupidez pero no me ves quejándome– Tara le regresó el insulto–. Como sea, estaba pensando en lo que nos contaron los chicos cuando los conocimos.
–No recuerdo qué dijeron, estaba demasiado ocupada admirándolos– Pi rió mientras colocaba los mechones de Virgy en una adorable trenza.
–Lo del cuento, las dos princesas que se encontraron en la isla mágica– recordó Virgy– ¿A qué vas con todo eso?
–No creo que sea un simple cuento.
–Princesas– se escuchó la voz de uno de los guardias proveniente del otro lado de la puerta, acompañado de un toque en la misma. El ruido del seguro de la puerta siendo removido se hizo presente.
–¡Quieren que abramos!– Pi dejó la trenza a medio hacer y entró en pánico.
–Virgy, distráelos por un segundo y Tara, tú ayúdame a llenar las camas con almohadas– susurró Gemma. Al fin las películas servían para algo.
Pi, Tara y Gemma corrieron por toda la habitación colocando las almohadas de las camas en forma de un cuerpo humano. Mientras tanto, Virgy se apresuró a abrir ligeramente la puerta.
–¿Necesitan algo?– preguntó con una voz angelical.
–Su padre nos mandó a hacer una revisión rápida– contestó uno de los dos guardias que se encontraban ahí. Ambos parecían tener alrededor de 40 años. Virgy giró su cabeza discretamente para ver si sus hermanas habían terminado.
–Claro pero no hagan ruido, mis hermanas están durmiendo– Virgy susurró y abrió la puerta lentamente. Las tres princesas restantes estaban cada una en su respectiva cama. Tara leía una revista de misterios sin resolver, Gemma practicaba posiciones de yoga y Pi fingía dormir. Todas las demás camas estaban acomodadas perfectamente para asemejar a una persona durmiendo en ellas.
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12 princesas bailarinas {zodiaco}
FantasyLas 12 hijas del Rey de Persse han descubierto un mágico mundo, en el cual podrán escapar de los males que amenazan a su reino. Pero no serán las únicas en ese mágico mundo. Ellas, junto con un grupo de desconocidos, tendrán que salvar a Persse de l...