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Pi corría por las escaleras, dispuesta a llegar lo antes posible con sus hermanas. Su respiración estaba agitada y no podía pensar con claridad.

Las puertas del comedor se abrieron de par en par y la pequeña princesa apareció detrás de ella.

–Pi, ¿te encuentras bien?– Scor la miró preocupada. Sus hermanas dejaron de comer para concentrar su atención en la chica.

–Tenemos que hablar– la chica estaba más pálida que de costumbre.

–De acuerdo– sus hermanas se miraron entré sí con levantaron rápidamente de la mesa y la siguieron todo el camino desde el comedor hasta el jardín.

Una vez ahí, Pi se sentó en uno de los bancos a tomar aire y sus hermanas la rodearon.

–¿Nos puedes explicar qué te ocurre?– le preguntó Gemma con la respiración entrecortada.

–¡No van a creer lo que me contó papá!– parecía emocionada y aterrada al mismo tiempo.

–Dinos de una vez– Liv se comenzó a desesperar.

–Mamá y la Reina de Eralión eran amigas de la infancia– contenía una carcaja de emoción–. ¡Nuestras familias se conocen desde hace años!

Los rostros de las demás hermanas mostraban confusión ante tal declaración.

–No entiendo, ¿por qué no lo sabíamos?– Capri tomó asiento junto a su hermana.

–Papá me contó que cuando viajaban a visitarlos nosotras éramos todavía muy pequeñas– Pi se encogió de hombros y miró al piso. El silencio se hizo presente en el jardín.

–¡Lo sabía!– exclamó Tara en un estado de euforia–. No es sólo un cuento– las miró a todas como si hubiese descubierto el secreto del universo.

–Tara, no tenemos tiempo para tus teorías conspirativas– Leah rodó los ojos y negó con la cabeza.

–¡No, escuchen!– les pidió–. La historia de los chicos es real, ¿no lo ven?

–¿De qué estás hablando?– Sagi la miró con desconcierto en los ojos.

–Es obvio. Su madre les leía ese cuento y la nuestra colocó los tapices que abren el portal. ¡Qué casualidad que a nosotros se nos aparezca la isla mágica!

–Tal vez no estés tan chiflada como pensé– Virgy se tomó su tiempo para analizar la teoría de su hermana.

–Si lo pensamos, tiene un poco de sentido– Can se colocó una mano en la barbilla.

–Tal vez esté equivocada pero no pueden ser tantas casualidades– Tara se sentó junto a Pi.

El espacio quedó consumido por un silencio absoluto, pero no en un mal sentido. Las doce chicas se imaginaban a su querida madre en aquel lugar que tanto las había maravillado.

–Si esto es verdad, entonces ahora conocemos algo de mamá que jamás hubiésemos pensado– dijo Aria con un rastro de melancolía en su sonrisa.

Nadie habló. Todas estaban hundidas en sus propios pensamientos, eso hasta que fueron interrumpidas por una presencia indeseada.

–Princesas– Fulano apareció en el jardín y caminó hacia donde se encontraban las chicas–, su padre me contó del malentendido que hubo esta mañana.

–Los chismes vuelan rápido en el castillo– Acua le dio la espalda.

–Supongo que les debo una disculpa. No sabía que estaban ocupadas trabajando en las decoraciones para el baile.

12 princesas bailarinas {zodiaco}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora