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Después de haber conseguido ejecutar su plan de forma exitosa, las princesas de Persse estaban en su habitación, pensando en la manera de mostrarle a su padre la habitación.

–Yo digo que le pidamos a los guardias que lo llamen– propuso Liv. Las chicas estaban distribuidas en las camas de Gemma, Can y Leah.

–¿Qué tal si piensan que es un plan para escaparnos?– Virgy cuestionó el plan.

–No perdemos nada con intentarlo– Capri se levantó de donde estaba sentada, se dirigió a la puerta y la tocó.

–¿Todo bien, Sus Majestades?– se escuchó del otro lado de la puerta. La voz era ligeramente más aguda que la del guardia pasado.

–Oh, sólo nos preguntábamos si sería posible que el Rey viniera a vernos– Capri usó el tono de voz más dulce que pudo.

–Claro, en un momento lo iré a llamar– le contestó el hombre–. Quédate aquí y asegúrate que no vayan a ningún lado– le dijo en un susurro a su compañero.

–¡Vaya! Fue más fácil de lo que pensé– Aria rió. Capri regresó a la cama.

–Únicamente necesitamos que nos crea y problema solucionado– Sagi dio un aplauso. Sólo uno.

–Nos va a creer. ¡Confíen en el plan!– Leah se paró en la cama de un salto y parecía un político en medio de una campaña.

–Ella tiene razón– Gemma imitó la acción de su gemela–. Además, si no nos cree tenemos el plan b.

–Oigan, chicas, quería hablar con ustedes de algo– Tara interrumpió el momento de empoderamiento de sus hermanas–. Creo que el cuento de las princesas es mucho más que sólo eso.

–Estás obsesionada– Pi negó con la cabeza. Su hermana llevaba hablando de eso desde hacía ya un rato.

–¡Olvídenlo, lo descubriré yo sola!– la chica se cruzó de brazos.

Un golpe en la puerta distrajo a todas las princesas. Era el momento, aquí se decidía si el plan había funcionado o si todo el esfuerzo fue en vano.

–¿Puedo pasar?– preguntó la voz del Rey detrás de las grandes puertas.

–¡Adelante!– respondió Can con cautela.

Ambas puertas de abrieron, dejando ver al hombre detrás de ellas. El padre de las chicas se abrió paso hasta el centro de la habitación mientras los guardias cerraban las puertas detrás de él.

–Bien, lo que sea que tengan que decirme que sea rápido, los diseñadores están esperando– se veía serio, como si estar en ese lugar lo pusiera de mal humor.

–Papá– Acua se acercó a él–, no queremos seguir mintiéndote– hizo una pequeña pausa–. Sí salimos de la habitación ayer.

–¡Vaya, hasta que se dignan a decirme la verdad!– el hombre extendió los brazos al aire– Y díganme, ¿dónde demonios estaban?

–En realidad estuvimos trabajando en la decoración para el baile– Pi puso una carita de perro mojado para suavizarle el corazón a su padre.

–¿Qué?– parecía perplejo.

–Pensamos que podíamos ayudarte y quisimos buscar una manera para decorar el salón– Scor se encogió de hombros. Se quería ver despreocupada para no levantar sospechas.

 Se quería ver despreocupada para no levantar sospechas

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12 princesas bailarinas {zodiaco}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora