Los ultimos rayos cálidos de luz iluminaban el camino del joven, que apresuradamente trataba de alcanzarlos.
Su joven rostro reflejaba el cansancio de los arduos dias de trabajo, carraspeó la garganta tratando de aliviar ese malestar que hace días no lo dejaba descansar.
Las aves acompañan su camino desde el anaranjado cielo de Japón dispuestas, al igual que el, a regresar a sus hogares.Varios pasos más y la tarde pasó a ser oscuridad, siendo sus únicas guías las luces de los postes en las vacías calles de su vecindario.
Miró a lo lejos su casa y Sacando sus llaves, abrió lentamente la puerta, tratando de no hacer el mínimo de ruido, para no despertar el sueño de su amada.
Cerró la puerta y comenzó a
quitarse los molestos y nuevos zapatos del trabajo, para proceder a colocarse sus suaves y calientes pantuflas.Ocupado, con la mirada hacia abajo, no notó la delicada presencia de aquella muchacha despeinada, quien salía lentamente de su habitación.
Bostezando ligeramente, parpadeó un par de veces y miró la sobra que estaba delante de ella.
"¿Keiji?"
Levantando su oscura y cansada mirada, Akaashi sonrió a su novia.
"Estoy en casa"
Una sonrisa de felicidad apareció en el rostro de la adormilada chica, que, sin dudarlo ni un segundo, corrió hacia los brazos de su amado.
Este, la atrapó en el aire, abrazándola mientras las piernas de la chica rodeaban su cintura.Besos eran dejados en el cuello y cara de la chica, uno tras otro, con unas suaves risas de fondo.
"Te extrañé muchísimo"
Las finas manos de la fémina pasaban por el rostro de su amado, peinando hacia atrás su oscuro cabello.
"Aquí estoy"
Maria sonreía a su amado, escondiéndose entre su cuello en un fuerte abrazo, sintiendo la necesidad de nunca dejarlo.
Aspirando lo último de su perfume, se soltó de ojiazul, guiándolo hacia la cocina."Vamos, te haré la cena"
Akaashi estaba más que deseoso de probar la deliciosa comida de su novia, y no sólo la comida, también a su novia.
Los días pasaban y la rutina enfermaba cada vez más al joven pelinegro. Su dolor de garganta había empeorado, y sabía que si no seguía cuidándose, el invierno terminaría por acabar a sus pulmones también.
Ahora era cuando se arrepentía de haber salido todas esas veces del gimnasio después de entrenar y no abrigarse bien, después de años, sabía que las palabras de su entrenador no eran en vano.Abrigado hasta la nariz, volvía a recorrer, como todos los días, el mismo camino para llegar a su hogar.
Los últimos rayos del sol le brindaban un último toque de calor en el, sabiendo que en casa, tendría el calor de su novia.Oh Maria ¿Qué sería el sin ella?
Entrando lentamente como era de costumbre, quitó sus zapatos y cerró la puerta, despertando sin querer, el dulce sueño de su novia.
"¿Akaashi? Bienvenido a casa.."
Sobó sus adormilados ojos, tratando de adaptarlos a la luz de la sala.
Vistiendo la vieja camisa de deportes de Fukurōdani, corrió hacia los brazos de su amado, quien con todas sus fuerzas se aferró a ella, queriendo jamás soltarla y quedarse así por siempre.
"Vamos a la cama"
Besó la tibia mejilla de su novia.
"Pero aún no has cenado.."
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ESCENARIOS - HAIKYUU!!
Fanfiction𝑹𝒆𝒍𝒂𝒕𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒐𝒔 𝒒𝒖𝒆𝒓𝒊𝒅𝒐𝒔 𝒚 𝒂𝒎𝒂𝒅𝒐𝒔 𝒑𝒆𝒓𝒔𝒐𝒏𝒂𝒋𝒆𝒔 𝒅𝒆 𝑯𝒂𝒊𝒌𝒚𝒖𝒖. En proceso. ▶ 𝙋𝙤𝙧𝙩𝙖𝙙𝙖 𝙃𝙚𝙘𝙝𝙖 𝙥𝙤𝙧 𝙈𝙞.