Negué y sequé mi lagrima con la manga de su Sweater, mostrando una sonrisa al final.
La brillante luz del móvil hacia mas fácil notar los ríos que mis lagrimas trazaban en mis mejillas, haciendo notorio el hecho que no había dejado de llorar desde que había iniciado la conversación.
La oscuridad y la soledad de mi habitación mostraban la gran diferencia que había entre nosotros.
Miré nuevamente al chicho que se encontraba hablando detrás de la pantalla del móvil, mi respiración se entrecortaba cada segundo, haciendo imposible seguir hablando.
"Esta todo bien Alexa, Aquí estoy"
Sonrió, pero volví a negar.
"No, No lo estas, si estuvieras aquí...No tendría que haber pasado esto"
El chico mostró una mueca, sin saber qué más responder a tan dolorosas pero ciertas palabras.
"Si fuera por mi estaría contigo, lo sabes, pero es mi..."
"Si, tu sueño. Esta bien Toru, no pasa nada."
El coraje comenzaba acumularse en mi corazón.
Tantas cosas que vivimos juntos, que soñamos por hacer, aún faltaban miles de aventuras más.
¡Y el me abandonó!
"Tú sabes que podemos seguir hablando, no voy a dejarte sola"
Negué nuevamente.
"Los ex novios no se hablan"
Sabía que esas palabras lo habían sorprendido, su rostro mostraba ese nerviosismo típico de el.
"Pero tú eres diferente, eres la mejor chica y novia del mundo"
¿A quien mierda trata de engañar?
"Oikawa, terminamos ¿lo recuerdas?"
Comenzaba a molestarme cada vez más con el.
"Umh, que va, no quiero recordar eso ahora"
La luz que se colaba por la ventana de su habitación ayudaba a mostrar nuevas cosas.
"Que es eso que tienes ahí?"
"¿Esto? Es tu peluche. No podía dejarlo allá solo y que Iwa-Chan lo robara... ademas, me da suerte. Me hace recordarte cada noche"
Un leve escalofrío recorrió mi cuerpo.
"Umh, debiste dejarlo."
"Oh vamos Alexa, deja de ser tan celosa. Kiri ama el clima de Argentina"
"mimimimi, no me importa Argentina, debiste quedarte en Japón, conmigo, malditasea"
"Calma Wakatoshi" Bromeó "Sabes lo importante que era para mi"
"Si, más que yo"
Un silencio se formó, incomodándonos a ambos.
No me importaba si estaba siento una cabezona, estoy molesta y no puedo ocultarlo.
"Tengo que irme"
Me moví en mi cama, para poner tomar mi sabana y poner taparme con ella.
"Vale, hablemos mañana"
Asentí
"Si eso quieres"
"Te quiero a ti, descansa" guiñó un ojo y mostró dos de sus dedos en símbolo de paz.
"Gracias, suerte con tu día"
Miré por última vez al chico del cual me había enamorado desde que había llegado a Japón.
Un completo idiota, egoísta y un rompecorazones con las chicas.
Me sorprendía que él se fijara en mi, una completa desconocida fanática del Voleibol.
Nos habíamos entendido perfectamente desde el primer momento en que cruzamos palabras.
Y ahora, era de lo más difícil hacer.
Tiempo después de que él se graduara una oferta había llegado a su vida, cambiando todos y cada uno de nuestros planes.
"Me invitaron a formar parte del equipo de Voleibol de Argentina. En una semana me iré"
Aún recuerdo esas malditas palabras, tan malditas que me provocan pesadillas.
"No puedes irte" que ingenia "No podemos separarnos"
Ni siquiera pudo ver mi graduación. Donde claramente llore ante su falta de presencia.
El parecía ser feliz en un nuevo país lejano. Y aunque el enojo me carcomía, debía de apoyarlo.
Eso hacen los novios.
Semanas después recibí una llamada de Oikawa. Mi corazón había vuelto a latir con más fuerza, y lo hizo aún más cuando escuché sus palabras.
"Debemos terminar"
Los días, meses y años de relación se fueron a la basura en solo dos palabras.
No puedo mentir, lloré cada día por 3 meses.
Llore de enojo, tristeza, envidia, celos.
Cuando estaba por superar al amor de mi vida, nuevamente apareció, contándome por videollamadas todas sus fantásticas experiencias en ese nuevo país que lo recibió como si del mismo Papa se tratase.
Lo amaba
Extrañaba cada parte de su ser.
Pero el castaño del cual me enamore, me abandonó.
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