- ¿Estás segura de que quieres que Harry vaya contigo? Puedo ir yo en su lugar si quieres.
Ya había hecho todas las maletas, ojalá esta sea la definitiva y me quede allí eternamente. Mi ciudad, en la que se encuentra mi infancia y parte de mi adolescencia.
-No hace falta Niall, yo solo voy a cuidar a mi abuela.
- Pues entonces vámonos ¿Preparada?
- Eso creo.
Y ahí es cuando realmente me di cuenta de que no iban a ser unas semanas fáciles, ni cortas.
Lo único bueno es que veré a mis amigos, ellos no saben que voy a ir. Que ganas tengo de sorprenderles.
- Hola.
- Hola Harry - nos metimos en el taxi y decidí romper el hielo - si no quieres venir o hablas ahora o callas para siempre.
- Me muero de ganas de estar solo con una loca que es amiga de mi hermana.
- ¿Te gustan las ironías? - rodó los ojos.
- Demasiado.
El resto del camino al aeropuerto estuvo dominado por el silencio. A veces necesitamos momentos de paz para meditar sobre las cosas, pero este silencio es demasiado.. silencioso.
Sí, silencioso. Esos de los que te hacen pensar que la otra persona está ideando un plan para destruir algo, o destruirte a ti. Espero que este no sea el caso.
- Ya hemos llegado - el conductor se giró hacia nosotros - este viaje os lo dejo gratis, por cortesía de la casa.
- Muchas gracias señor.
- No hay de que - esbozó una gran sonrisa dejando a la vistas sus relucientes dientes blancos - espero que os lo paseis bien, ¡buen viaje!
- Gracias de verdad, espero que nos volvamos a ver, ha sido un placer conocerle.
- Igualmente señorita.
Harry no había hablado en todo el trayecto y eso empezaba a asustarme. Se le veía muy callado.
Salimos del taxi y el conductor nos ayudó a coger las maletas.
Empezamos a andar con las maletas rodando por el suelo hacia las puertas del gran centro cuando Harry me quitó la mía en un ágil movimiento y corrió adentrándose por las puertas con ambas maletas. Una sonrisa divertida se podía ver en su fino rostro mientras me miraba.
Era la primera vez que lo veía sonreír de verdad, y no me cansaría nunca de ver esa preciosa curva que formaban sus labios.
¿Pero qué estoy diciendo?
- ¿Vienes? - dijo por primera vez desde que entramos en el taxi.
- Si fueses más despacio tal vez pueda alcanzarte.
- Que pena que no va a poder ser, señorita - y empezó a correr por toda la superficie.
Mierda.
¿Desde cuando era Harry así?
----------
- Pasajeros del vuelo 247 a Los Ángeles, primer aviso para subir al avión - la voz mecánica femenina sonó por todas las paredes del aeropuerto y yo seguía sin encontrar a Harry.
Desde que pasamos por todos los controles se perdió por ahí diciendo que iba a buscar algo para comer. Pero ya ha pasado media hora y no está.
Busqué por todos los locales de comida, tiendas de ropa, de accesorios, de juguetes y de libros y revistas, todavía sigo sin rastro de él.