La luz entraba radiante por la ventana iluminando todos los rincones de mi cuarto. La luz mañanera hacia que el rosa se viese mas fuerte ante mis ojos. Me senté en la cama lentamente y mi vista se posó en una mancha circular roja sobre las sábanas rosas.
Lo que me faltaba.
Al parecer no me bastaba con seguir confusa con lo de Philip, ahora estaba en mis días negros. Tengo que pedirle compresas a mi tia. Que verguenza me da. Estoy segura de que en el cuarto de mi prima Lis hay.
Salí al pasillo cuidadosamente y anduve sin que nadie lo notase. Estaba delante de la puerta cuando la abrí. Se escuchó un crujido y me adentre en ella. La pared estaba decorada hasta los codos, posters por aquí, fotos por allá, perchas con abrigos, chaquetas, fulares, peluches, mantas y sobre todo ropa, por todo el suelo y la cama. Esto me va a resultar algo difícil.
La puerta se abrió. Mierda.
-¿Edith? - dijo alguien detrás de mí.
-Em..
-¿Que haces aquí? - se acercó más a mi, yo todavía no había mirado hacia atrás.
Al fin me giré y Niall estaba de pie quieto frente a mí.
- P-pues yo nada, venia a buscar algo - espero que no me pille.
- ¿Que cosa? - que curioso.
- Em, una cosa - estoy segura que me he ruborizado.
- ¿Una cosa..que? - que dificil se me hace hablar con él.
- Pues una cosa, mariposa - en lo último solté una carcajada cual rebotó en las paredes de la habitación y Niall se tiró sobre la cama a reirse. Exagerado.
Aproveché para escabullirme para entrar en el baño pero una mano me cogio del brazo. Más mierda.
- ¿A dónde crees que vas? No me has contado lo que venias a hacer señorita.
Puso una mano en su cadera y me obligó a darme la vuelta. Saqué una sonrisa forzada y puse cara de preocupación.
- Em..yo..¿Puedo decirselo mejor a Maggie?
Narra Niall
Salí de allí con una arruga en la frente. Estaba indignado. Encima de que le monté una habitación fabulosa, le ayudé en todo, le conté el secreto y siempre nos contabamos los secretos, ha preferido contarle lo que sea que vaya a hacer a Maggie, una niña de 7 años, ¡de 7 años!. Ay, mujeres, no hay quien las entienda.
Vi a Maggie mojando galletas en nutella, acurrucada sobre los cojines del sofá. Ya se quién será mi próxima víctima. Je je.
- Mag, Edith te llama.
-¿Edith? - asentí - ¿Qué quiere?
- No lo sé, está en el cuarto de Lis, ve a ver que le pasa. Es imposible entenderla.
Cómo una chica obediente, subió las escaleras resoplando. Corrí al sofá y algo sobre la mesa me llamaba. Ay mi preciada nutella, cómo me quiere.
- ¿Preparada para venir a mi, preciosa? - me rugió el estómago - Ya, se que soy encantador - una sonrisita salió de mis labios y me dispuse a introducir los dedos en ella y llevarla a mi boca.
La comida es mi hobbie, no necesito nada más. Chocolate, chocolate y más chocolate. Espero que no me de un subidón de azucar, como la otra vez.
Tras haberme acabado el bote vino Mag y se volvió a sentar en el sofá a comerse las galletas restantes tranquilamente.
-¿Por qué me miras tanto? ¿Tengo monos en la cara? - dijo cortante.
- No, ¿Que te ha dicho Edith?