- Edith ¿Por qué no tienes cama? - ocultó una risita.
Nunca había visto esta faceta de Harry. Ahora parece que és natural, tal y como él es, pero nunca me di cuenta y puede ser porque nunca habíamos estado juntos tanto tiempo. Estoy acostumbrada a verlo enfadado y de mal humor.
- Pues la verdad es que no lo sé - dije igual de sorprendida que él.
Abrí mi maleta depositando la ropa en mi armario y poniendo mis objetos personales en mi mesa. Guardé todo en un santiamén y me senté en la silla de mi escritorio. Observé mi habitación, parece increíble que solo hace unas semanas estaba haciendo una vida normal. Ya nunca podré volver a vivir con esa tranquilidad, no ahora que puedo hacer cosas diferentes a las que hacen los demás. Tal vez puedo fingir ser una chica más que va en busca del amor, sale de fiesta y hace locuras con sus amigas, pero interiormente no podré. Tendré que vivir con esta carga todo lo que me queda, no podré expresarme libremente ante los demás si saben que soy una rara. Intentarán investigar sobre mí, explorar mis células y mi cerebro para ver lo que es estraño en mí.
- ¿Qué haces ahí parada?
Harry me saca de mis horribles pensamientos y me hace volver a la realidad.
- ¿Has estado ahi todo el tiempo? - asiente.
- ¿En qué pensabas?
- En mi perro.
-¿Estás segura?
- Segurísima.
Se acercó a mí lentamente dejando su rostro a pocos centímetros del mío.
- Estás mintiendo.
Me puse más nerviosa ¿Cómo lo sabía?
- Mentira conchina - dije un poco divertida.
- Cochina tú - puso sus brazos detrás de su espalda - entonces, ¿dónde está ese famoso perro?
- Pues, supongo que mis padres lo dejaron con el vecino.
- Buena historia, buena historia - y salió de mi cuarto.
¿Por qué siempre se hacía el interesante? ¿Por qué a veces se comportaba como un niño pequeño y otras como un completo idiota? Supongo que el tiempo me lo dirá. Algo me dice que Harry tiene algo...diferente a lo que tienen otros chicos, espero que eso también me lo diga el tiempo. Solo espero que estas dos semanas acaben rápido.
. . . . . . . . .
- ¡Abuela! - grité al entrar en la sala de hospital.
- ¡Edith cariño! - me acerqué a ella y le di un cariñoso abrazo - cuanto tiempo sin verte, mira que grande estás.
- Abuela pero si ya tengo 17 años y voy a cumplir 18, creo que ya soy mayorcita para crecer.
- Bah eso son todo tonterías, y dime ¿quién es este muchachito de aquí? - dijo señalando a Harry.
Hoy le había dicho a Harry que se podía quedar en casa con Josh pero él había insistido en venir, quería conocer a mi abuela ya que vamos a pasar mucho tiempo con ella.
- Me llamo Harry, un gusto de conocerla señora - dijo mi acompañante enseñando sus profundos hoyuelos al formar una sonrisa.
- Ay por favor llamame Emma, y Harry, ¿eres británico verdad? tienes un acento muy bonito.
Ahí vamos con los cumplidos de la abuela, siempre decía lo primero que se le pasaba por la cabeza, no tenía filtro para absolutamente nada.
- Gracias, y sí, soy británico.
