Capitulo 5.

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Recorrí las mil y cincuenta calles que quedaban de mi casa al Museo Británico con mi amigo Brad. Brad es un buen tipo, un gran amigo del instituto y además con un fiel amor hacia el arte, puede que seamos la mejor compañía el uno hacia el otro cuando se trata de estos temas.

El museo estaba abarrotado, una gran muchedumbre de adolescentes se trasladaba por el lugar mientras eran guiados por su profesor y guía. Brad y yo íbamos a nuestro propio paso mirando las diferentes exposiciones sobre pintura, escultura, etc.

Estabamos admirando una acuarela de Durero cuando escuche una dulce voz hablando a modo de pregunta, un hilo de voz dulce y familiar, me giré y para mi sorpresa le vi.

Vi a Blue con cuatro amigas las cuales sonreían todas expectantes hacia mi y mi amigo.

-¿Jim?

-¡Hola Blue!- vacilé.

Sonrió mientras sus amiguitas cuchicheaban detrás de ella, parecía que había pasado mucho tiempo desde la última vez que supe de ella, y solo fueron tres días.

-¿Qué te trae por el Museo Británico?- me preguntó interesada.

-Bueno, a mi amigo y a mi nos gusta apreciar la buena belleza Blue, y esa solo se puede encontrar en un museo.- le respondía a ella y a la vez miraba divertido a sus amigas quienes se sonrojaron después de tal comentario salido de mi boca. - Y bueno, ¿vosotras que hacéis aquí?, ¿Se trata de algún tipo de excursión de fin de curso o...?- reí.

-Jajaja no exactamente, es una excursión, pero no de fin de curso, todos los años se llevan a los alumnos de sexto grado al Museo Británico como "obsequio" de sus esfuerzos académicos- rieron todas.

-Vaya, ya que se os regala tal obsequio, ¿no deberíais estar siguiendo las instrucciones de vuestro profesor con el resto de la clase traviesillas?- carcajeé.

Todas las caras de las jóvenes, incluida la de Blue, se volvieron de un tono escarlata y decidieron dar media vuelta y volver con el resto de sus compañeros.

-¡Blue!

Blue dio media vuelta preocupada, y yo con un dedo le pedí que retrocediera a mi y a Brad.

-Sería una pena si tuviera que pasar un cierto periodo de tiempo para volver a verte, ¿te importa si te pido tu teléfono?- mascullé algo nervioso.

-Por supuesto que si Jim, no quisiera que esta fuera la última vez que nos encontramos, si es que se puede dar esa ocasión.

Escribió su número en un papel y me lo dio delicadamente, chocando suavemente sus dedos con los mios, como el intenso roce de una pluma.

-¡BLUE! ¡VUELVE INMEDIATAMENTE AQUÍ!- gritó desesperado un hombre de cincuenta años, consumido y desaliñado.

-Me tengo que ir, lo siento Jim...- me dijo apenada.

-No pasa nada Blue, anda corre vete, no vayas a enfadar al pobre hombre.

-Está bien. Hasta luego.

Se marcho apresurada pasillo arriba donde se encontraba el resto del alumnado que la esperaba impaciente.

-Oye Jim, se que hace mucho que no quedamos y disfrutamos del día y la noche juntos pero... ¿Qué acabas de hacer?

-Disculpa Brad, tienes razón sobre algunos actos de mi persona que puede que tu no entiendas debido a la ausencia del tiempo juntos, pero no es nada alarmante, solo es una chica que conocí en la calle.

-¡¿Solo una chica que conociste en la calle?! ¡Jim! Esa chica iba con los de su clase a ver el museo, ya la has oído, va a sexto grado. ¡No habrá cumplido ni los 18 años y tu vas pidiéndole el número!

-Brad, relájate. Yo no lo veo tan mal como tu lo ves, es una jovencilla simpática con la que se puede pasar un buen rato, mis intenciones no son equivocadas, ya me conoces.

-Bueno, más te vale... Yo solo te avisaba, andate con cuidado Jim.

-Tranquilo lo haré, venga tomemos algo.

Al llegar a casa sentí una gran tristeza en mí. Mi amigo tenía razón, es solo una niña con ilusiones aún por construir y yo voy a ser el pedante que destruya esas ilusiones con las mías. Definitivamente no puede ser, es tan grave como cierto pero veo en ella cosas que no veía en ninguna otra mujer, eso es para mí, una mujer, aún debe crecer y madurar un poco pero al fin y al cabo, una mujer .


BlueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora