𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐮𝐧𝐨

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ᴊᴀʏ

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ᴊᴀʏ

 —Está más que perfecto.

Erik dio vuelta por todo el lugar viendo a su alrededor. Había venido a ayudarme a organizar algunas cosas, se había ofrecido para compensar su ausencia esta semana.

No me importaba mucho, era consciente de que, aunque seamos pareja no tenemos que estar todo el tiempo juntos, y que él, al igual que yo tiene una vida aparte, y sea lo quesea que anduviese haciendo, le daría su espacio para evitar más mentiras como la de la vez pasada.

Lo observe sacar las cortinas de su empaque y ponerla en la ventana, la verdad tenía otra idea en mente, pero lo que él hizo había quedado mucho mejor.

Yo por otro lado ponía las flores decorativas en las jarras, Erik las había elegido, eran de color blanco, difícil se me hacía en no pensar en él. Acaricie los pétalos con los dedos, llenando mi cabeza de pensamientos.

— ¿Te gusta así?

Desenfoque mi vista de las flores buscando la voz de Erik.

— ¿Qué?

— Los cuadros, ¿esos están bien ahí o quieres ponerlos en otro lado?

— No, ahí están bien.

Le sonreí a medias y volví toda mi atención a las flores.

Poco después sentí sus manos hacer contacto con mi cuerpo.

— ¿Pasa algo?

— No.

— ¿Segura? Porque te noto rara.

— Tengo cólicos.

— ¿Dos veces en un mes? — Esboce una sonrisa. — Dime que tienes.

— Estoy bien, de verdad.

— ¿Quieres algo? ¿Quieres comer? ¿Hablar? ¿Qué quieres?

Puse mi mano en su pecho sin evitar reír.

— No quiero nada.

Deje caricias sobre la tela de su camiseta, quedando en silencio. Me incline hacia delante recostando mi cabeza de su pecho y abrazándolo a su vez, me atrapo entre sus brazos de manera cariñosa.

— Espero que no tengas planes para esta noche — negué lentamente — porque comprare palomitas y veremos muchas películas, ¿te parece?

Sonreí más que complacida.

— ¿Viernes de películas?

— Viernes de películas.

Me puse puntillas intentando besarlo, pero él se alejaba.

— Erik — me queje.

— ¿Qué?

— Acércate — le pedí en un hilo de voz.

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