«06»

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Constantemente escuchamos, que él hubiera no existe, pero, si alguien me hubiera dicho, que renunciaría a la persona que más he amado, le hubiera dicho que eso jamás sucedería. Damos por hecho un futuro en el que el amor es para siempre y que las historias terminan con un, “y vivieron felices”. Creo, que nos equivocamos en algún momento, en el cual ya no podemos retroceder.

Me puse mi abrigo y lo mire dormir en nuestra... su cama. Estaba boca abajo con su espalda descubierta y una expresión serena. Sonreí inevitablemente. Siempre lucía un atractivo extra por las mañanas después del sexo. Sus pestañas se veían más oscuras con la palidez de su rostro y sus labios más rojos. Tomé la copia de las llaves que me pertenecían y dejé sobre el buró al lado de la cama cuando escuché el claxon del auto afuera. Seokjin había llegado hace varios minutos.

— Por favor, cuidate... —susurré, a pesar de saber que estaba dormido y no me estaba escuchando. — Se feliz, como cuando nos conocimos.

Abrí la puerta, salí de la habitación y cerré tomando una profunda respiración. Debía ser fuerte. Me apresure a la salida, tomé mi maleta y mi mano alcanzó la perilla quedándome paralizado, estático. Los recuerdos fragmentaban mi mente.

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— A partir de este momento, comienza nuestra nueva vida. —dijo sonriente. Sus manos atraparon mi rostro para besarme alegremente. — Nuestra nueva vida juntos. —susurró, mirándome a los ojos.

— Juntos, hasta que la muerte nos separe. —musite, sonriendo ampliamente y robándole otro beso.

Adoraba su dulce sonrisa, esa que mostraba parte de sus encías y se formaban pequeñas arrugas en las esquinas de sus ojos. Después de un largo tiempo, al fin teníamos nuestro propio hogar, nuestra propia casa, no más moteles.

— Ahora seremos los señores Min. —dijo con orgullo. Debatí eso de inmediato.

— Prefiero seguir con el Park. Min Jimin suena un poco raro. —dije. Él arrugó su nariz e hizo un gracioso puchero. Solté una carcajada.

— ¿Cómo sabrá el mundo que eres mío entonces? —se quejó. Parecía un pequeño haciendo berrinche.

— Fácil, yo me encargaré de decirle al mundo entero que te pertenezco solo a ti, Min YoonGi. —musite. Dándole un beso más.

— Mm… Eso me gusta. —él me giró y me abrazo por la espalda. — Bienvenido a nuestro hogar. Nuestro. —susurró en mi oído.

Había varias cajas por todos lados, la mudanza recién había comenzado. Y nuestras expectativas eran grandes. Un nuevo inicio, nuestra propia familia.

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— ¡Jimin! —me llamó, Seokjin desde su auto.

Despegue mi mano de la puerta, y me despedí oficialmente de todo. Tomé mi maleta y anduve hasta el auto tratando de mantener mis sentimientos a raya. Sonreí a mi amigo con un saludo.

— Hyung, gracias por venir.

— Nada de gracias, y no me sonrías así que te conozco bien. Súbete, vamos por un café. —decreto sin más.

Era imposible negarme, sabía que no me libraría de su lado inquisitivo y protector. Puse mi maleta en el asiento trasero y entré a su auto sin chistar. Realmente no tenía ganas de salir por algo o de charlar, pero sabía que no podría escapar de su interrogatorio y era mejor cooperar.

— Si así están cuando están mal, no quiero saber cómo estarán cuando están bien. —murmuró, mirándome.

No comprendía a qué se refería. Él levantó la ceja y movió su cabeza con una señal. Gire la cabeza y miré a través del espejo retrovisor, quedándome sorprendido y avergonzado al mismo tiempo. Patán... Me había dejado lleno de marcas el cuello. Aún después de todo, intentaba joderme la vida. Seguro lo hizo a propósito. Levanté un poco el cuello de mi abrigo intentando cubrirlas. Ni siquiera volví a mirar a Seokjin por la vergüenza. Él se compadeció de mí y no dijo nada más antes de encender el auto y conducir.

Love Me Or Leave Me | YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora